La Justicia local sigue marcando precedentes. Una vez más, se consideró que una persona que alcoholizada atropelló y mató esté imputada por homicidio simple. Es el caso de Claudio Adrián Villalba (18), quien pese al revés en su contra recibió el beneficio de prisión domiciliaria.

Este jueves se realizó una audiencia en Tribunales con varios propósitos. El más importante: discutir la calificación legal del hecho. Desde la defensa consideraron que se trata de un homicidio culposo agravado, es decir, un acto de negligencia agravado por el estado de alcoholización. Este delito prevé de 3 a 6 años de prisión.

Por su lado, el fiscal Fernando Giunta mantuvo su postura sobre el homicidio simple con dolo eventual, de 8 a 25 años. Para el magistrado, Villalba se representó que su accionar podía tener un desenlace fatal debido a la ingesta de alcohol, el exceso de velocidad y hasta el hecho de no poseer carnet de conducir.

El juez penal colegiado Diego Lusverti confirmó la tesis de la Fiscalía de Tránsito y mantuvo esa calificación más gravosa. El magistrado sí hizo lugar al pedido de prisión domiciliaria por parte de la defensa.

Villalba deberá pagar 150 mil pesos de fianza, no podrá acercarse a testigos del caso ni consumir alcohol y deberá permanecer en su casa con una tobillera de GPS.

De esta forma, el acusado quedará detenido bajo la modalidad domiciliaria hasta que la causa llegue a juicio oral y público. Se espera que el fiscal solicite el cierre de la investigación en las próximas semanas.

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Trágico

El 10 de febrero pasado, cerca de las 8.30, Jorge Quiroga (51) había salido de trabajar y esperaba un micro para regresar a su casa. Estaba parado en la intersección de ruta 30 y calle San Ramón. En ese momento fue atropellado por un VW Gol Trend y murió prácticamente en el acto. El auto era manejado por Villalba, quien había cumplido 18 años casi un mes antes. Estaba acompañado por una joven, quien sufrió graves heridas.

Según reconstruyó la Justicia, los jóvenes salieron del boliche Pecados en Lavalle y se dirigieron hasta el centro de Mendoza para dejar a algunos amigos. Luego Villalba regresó hacia Lavalle para llevar a su compañera, pero terminó desencadenando el violento incidente.

Para el fiscal de Tránsito Fernando Giunta, el conductor tenía 1,30 gramos de alcohol en sangre, circulaba a exceso de velocidad y todavía no se había sacado el carnet de conducir.

Es por esto que lo imputó por homicidio simple con dolo eventual y lesiones,delito que prevé de 8 a 25 años de cárcel.