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Gil Pereg tenía una fijación con los gatos y él se autopercibía como uno de ellos. La imagen fue tomada en su propiedad de Guaymallén en enero del 2019 antes de ser detenido.
Su salud se deterioró notablemente desde su detención en enero del 2019, cuando los investigadores todavía buscaban los cuerpos de su madre y su tía Phyria Saroussy y Lily Pereg, pero ya habían encontrado indicios en el predio donde vivía en calle Roca, frente al cementerio de Guaymallén.
Antes de que eso ocurriera, Gil Pereg fue quien había denunciado la desaparición de su madre y su tía un día después de su llegada, el 10 de enero del 2019. Dio notas a todos los medios de comunicación y le reclamaba a la justicia que sus familiares fueran encontradas con vida. Además, había expresado con enojo que se iría de Argentina ya que lo habían estafado muchas veces y no podía vivir con tranquilidad.
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Gil Pereg posó en el sector donde había enterrado a su madre y a su tía, cuando las mujeres eran intensamente buscadas.
Con el correr de la investigación, y con la llegada de otros familiares de las víctimas desde Israel, notaron extrañas conductas en Gil Pereg, especialmente en la forma en la que vivía, rodeado de mugre, basura, con decenas de gatos, algunos hasta disecados. Además era llamativa la gran cantidad de armas de fuego que había comprado, de las cuales algunas las tenía con él.
Un día después de su detención, los pesquisas encontraron los cuerpos de las mujeres enterradas en una construcción reciente hecha en el fondo de la propiedad. Como si fuese poco, las dos habían sido atravesadas con hierros después de muertas. La necropsia determinó que su tía fue asesinada de un disparo, mientras que su madre había sido ahorcada.
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Gil Pereg mató a su madre y a su tía Phyria Saroussy y Lily Pereg en enero del 2019.
Cuando notificaron al israelí de la imputación por el doble crimen, pidió ver a su madre muerta, pero se lo negaron.
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Gil Pereg fue detenido antes de encontrar a su madre y a su tía enterradas en el fondo de su propiedad en Guaymallén.
La frágil salud de Gil Pereg
En el Hospital El Sauce, donde ingresó a mediados del 2020, fue tratado por sus patologías mentales hasta ser dado de alta, pero era un problema llevarlo al penal ya que la convivencia con otros internos era imposible debido a que el israelí no podía cumplir con las normas de conductas.
Luego de su condena en noviembre del 2021, siguió en El Sauce y la Justicia determinó que quedara alojado allí hasta que el Servicio Penitenciario tuviera un pabellón específico donde pudieran contenerlo.
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Gil Pereg
La imagen corresponde a la captura de un video filmado por penitenciarios del complejo San Felipe, donde Gil Pereg estuvo preso un tiempo.
Desde ese momento tuvo varias salidas con un gran despliegue policial hacia el Hospital Central para ser atendido por diversas patologías, pero especialmente por una insuficiencia venosa severa, que le provocó gran cantidad de varices en sus piernas.
A principios de diciembre del 2023 tuvo una consulta con un médico del área vascular periférica, quien le indicó que debía tomar medicación para su insuficiencia venosa, y le recomendaron que caminara más para ayudar a la circulación de la sangre, especialmente en sus piernas.
El 18 de diciembre fue trasladado nuevamente para realizarle un ecodoppler venoso, un estudio específico para conocer con detalle cómo estaba la circulación de la sangre en sus piernas. Este estudio fue repetido el 25 de enero, pero los resultados no trascendieron.
Además, en marzo también tuvo una consulta con un endocrinólogo luego de detectarle hipertensión endócrina.
El paso de Gil Pereg por el penal y su traslado a El Sauce
El comportamiento del acusado de matar a su madre y a su tía fue extraño desde el comienzo. Muchos vecinos decían que no se bañaba, que siempre estaba con la misma ropa, y llamaba especialmente la atención su barba larga y su pelo, como una especie de masacote con barro, que luego se cortó cuando denunció la desaparición de Phyria Saroussy y Lily Pereg.
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GIl Pereg compraba sus armas de fuego en el Tirolés, donde le tomaron la foto tiempo antes de cometer el doble crimen.
Cuando pasó al penal tuvo comportamientos jamás antes vistos por los penitenciarios, como maullar como un gato y no decir ni una sola palabra. A pesar de la visita de sus abogados y psicólogos, su conducta fue muy compleja por lo que tuvo que estar solo en una celda, en la cual escribía en las paredes con su materia fecal. Además, se negaba a usar inodoro, a bañarse y a usar ropa.
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Fue tan insostenible la situación que a mediados del 2020 fue trasladado al neuropsiquiátrico El Sauce. Allí comenzó un tratamiento para controlar sus patologías mentales, mientras era evaluado para saber si era imputable o no, es decir, para determinar si conocía la criminalidad del doble crimen que cometió.
Astuto como pocos, manipulaba para conseguir todo tipo cosas e incluso decía que si volvía al penal se quitaría la vida. Los médicos negociaban con él para que se vistiera, para que comiera, para que eventualmente accediera a bañarse y para que hiciera sus necesidades en un tacho con una bolsa, ya que se negaba al uso del inodoro por un temor que había adquirido de niño.
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En El Sauce con medicación y mucho trabajo controlaron algunas de sus conductas poco comunes, aunque de vez en cuando rompía las normas.
Cuando comenzó el juicio con un jurado popular en octubre del 2021, ingresó a la sala de audiencias maullando. A pesar de los pedidos de la jueza Laura Guajardo, el hombre no hizo caso y tuvo que ser sacado. En los días siguientes el hombre se comportó y estuvo presente mientras se desarrollaba el debate.
Allí ya se notó un gran deterioro en su salud ya no se veía como el enérgico Gil Pereg que se mostró en los medios cuando reclamaba por la aparición con vida de su madre y su tía, sino una persona casi sin fuerzas, que balbuceaba para hablar.
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Durante el juicio por el doble homicidio, en el 2021, se notó un gran deterioro en la salud de Gil Pereg como consecuencia de la medicación.
Con el tiempo los médicos indicaron que desapareció su conducta de maullar cuando quería manifestar algún malestar. Pero como era de esperar, de vez en cuando rompía las reglas y la única forma de que volviera a cumplirlas era quitándole cosas que pedía, como la visita de una amiga que lo acompañaba, lo escuchaba y compartía tiempo con él.
El resto del tiempo se dedicaba a leer, escuchar música y mirar noticias sobre Israel, todo en su idioma original.
