gente vio que lo hicimos con mucha entereza. La desvinculación de él fue completamente amistosa y con alegría. Después hubo que aggiornarse cambiando toda la impronta. La llegada de Seba (Ambesi) provocó muchos movimientos que en definitiva fueron positivos, porque hubo una concentración y acumulación de canciones que durante tres años, desde el inicio hasta ahora, dieron como resultado este nuevo disco. Libre o muerto es un disco más duro, más pesado. El primero es un disco crudo pero de sonido valvular, de guitarras, de old school. Este tiene un sonido más moderno, más distorsionado. Y no te aburrís porque es muy variado en los estilos, recorre muchas formas de hacer rock.
–¿Qué diferencias encontrás con el cambio de guitarrista?–Seba es distinto al Pichu. El Pichu es de una escuela muy ochentas, tiene muy metido el pop de grupos como The Cure, ese sonido de guitarras limpias y de trabajar muy bien los efectos. Después él se consolidó como guitarrista de nü metal, entonces maneja bien esos extremos. Con Cabezones él tenía uno de los sonidos de guitarra más contundentes y viscerales que yo haya escuchado. Seba, en ambio, tiene otra onda, es un poco más clásico. Y escucha más la música que escuchamos nosotros: Morrissey, Bad Religion, Motorhead, Pappo, Riff, Legión Urbana... Es un abanico muy amplio. Seba tiene ciertos toques del sonido más clásico de Mariano, de Attaque, entonces mucha gente lo encontró más familiar.
–El disco tiene 21 temas, es prácticamente un álbum doble resumido en un solo CD. ¿Por qué apostaron por esa extensión?–Teníamos muchas canciones. Empezamos a trabajar con 38, depuramos y bajamos a 24 y al final quedaron las 21 que más nos gustaban. La idea era hacer una entrega generosa de lo que es Jauría, por el tiempo que estuvimos inactivos sin grabar, debido a la cantidad de shows y compromisos. Apenas terminamos el disco anterior empezamos a componer y a pasarnos canciones. Después
paramos para grabar el disco durante cuatro meses.
–Hoy es mucho más difícil vender discos, ¿cómo le va a la banda en ese aspecto?–Por suerte nos va bien. Si entrás a la página oficial del grupo o a Facebook te das cuenta de que es alucinante lo que pasó con este álbum. Están las fotos de los chicos con el disco en la mano. Con el CD anterior vendimos más de 13 mil copias, lo que hoy es considerado un disco de oro. Y lo que pasa con Libre o muerto a mí me sorprende. Con el primer disco estaba el factor de la novedad, pero ahora está todo el mundo como loco hablando del segundo. Claro que son comentarios de fans, y la objetividad se pierde, pero también hay comentarios de gente que nunca nos escuchó. En el disco hay canciones de digestión más rápida y otras que van a tardar un tiempo: es un disco para ir descubriendo.
–¿Qué aporta Jauría a la escena punk argentina?–Creo que es un grupo que, al igual que Attaque 77 es su momento, es mucho más variado que el punk más purista. Pero en la impronta libertaria tiene esa cosa de la filosofía punk. Nosotros reivindicamos la filosofía más pura del punk, pero no el sentido purista del género, que marca que no hay que demostrar, y que hay que ser duro, oscuro y agresivo todo el tiempo. El punk no tiene nada que ver con eso. El punk es muy abierto. Y ese es el aire fresco que traemos.
–En Argentina el punk tuvo su pico de popularidad en los ’90, ¿cómo ves el panorama actual?–Mucho mejor. Las bandas han ganado en calidad y en experiencia. Están más consolidadas en cuanto a cómo hacen los shows y cómo llevan sus carreras adelante. Los grupos ahora cuidan su relación con el público y cuidan su música como un elemento profesional también.
–¿Hay bandas nuevas que te llamen la atención?–La más nueva que me gusta es Eruca Sativa. También Cadena Perpetua, Carajo, Catupecu... Me gustan los nuevos clásicos.
Jauría
- Cuándo: hoy a las 21
- Dónde: N8 Estudio (Mitre y Godoy Cruz,Ciudad)
- Bandas invitadas: Cerebro de Mono y Artos
- Entradas: $100