galardonado por los artículos que acompañan a las fotos de la revista y por su compromiso con lalibertad de expresión. La BBC fue a visitarlo a su famosa casa, la "Mansión Playboy" en Beverly Hills. Hay pocas casas en el mundo que sean al menos tan famosas como sus inquilinos: BuckinghamPalace, el rancho de Neverland y, también, la Mansión Playboy. Anclada en lo alto de una empinada colina, tanto como en la historia, este exuberante rincónde Bervely Hills es mundialmente conocido por las fiestas que ha albergado, todas bajo la perspicazvigilancia de Hugh Marston Hefner, el organizador. El fundador y editor en jefe de la revista Playboy afirma que nunca dejará la mansiónmientras siga con vida. Está claro que la casa y el imperio que ha fundado son el producto de más de medio siglo delucha por algo en lo que cree: que las fotografías de mujeres desnudas no son pornográficas,explotadoras y que no deben ser censuradas.
Libertad de prensa Por supuesto, muchos no están de acuerdo con estos supuestos. Pero es precisamente la cuestión de la libertad de prensa la que venimos a discutir. Esperamos en la habitación tapizada con paneles de madera donde destaca un órgano de iglesia(dañado por unas goteras en el techo), una gigantesca pantalla de cine y proyectores (las noches decine se producen de viernes a lunes), una reproducción de Picasso (una mujer en topless, como nopodría ser de otra forma) y antigüedades en forma de figuras de conejitos. Hugh Hefner entra en la habitación a través de las cortinas de terciopelo, vestido con unpijama de seda negro y una bata de seda roja. A sus 84 años todavía juega a la figura del don Juanseductor de mujeres, con los ojos brillantes, lleno de energía y con actitud de estar preparadopara ir a la cama. Estamos aquí porque Hefner o Heff (junto a otros iconos como Cher o Michael Jackson, un sólonombre es suficiente) ha sido honrado por PEN USA, una organización literaria, con dos premios quereconocen sus 50 años de apoyo a escritores independientes y su lucha contra la censura. Le hago notar una cuestión obvia: que nadie compra Playboy por su literatura. "Si, claro", insiste, "si fuera sólo por las imágenes entonces las revistas más famosas y más exitosas serían simplemente las de pornografía dura. Se trata de todo el conjunto", afirma. Escritores de literatura seria En la ceremonia de entrega de los premios que tuvo lugar en un hotel de Bervely Hills, Hefneracudió con su familia y con dos jóvenes rubias ataviadas con minifaldas que no pasabandesapercibidas, recibió una gran ovación por parte del público. Jamie Wolf, vicepresidente de PEN USA, me cuenta que Hefner "publicó a Saul Bellow, a GabrielGarcía Márquez, a John Updike, ha publicado a una extraordinaria variedad de escritores, escritoresde literatura seria que no llegaría de otra forma a la tienda de comestibles de la esquina". "Y les pagaba unos sueldos sustanciosos. Incluso, algunos estaban en listas negras de escritores que no hubieran sido publicados en otros lugares". Al aceptar el premio, Hefner no habló de su carrera sino de Erwin Arnada, un anterior editorde Playboy en Indonesia que se encuentra actualmente en la cárcel por publicar fotos de nodesnudos. "Acepto este premio en su nombre y en el de todos los hombres de buena voluntad que creen que la democracia se basa en la libertad de expresión y de prensa", declaró Hefner. Obsceno Pero la lucha no es algo ajeno a Hefner. El editor fue calificado de obsceno en el pasado y fue a juicio en numerosas ocasiones. En 1954 ganó una batalla legar contra un servicio de correos de Estados Unidos cuando el jefede oficina de correos Arthur Summerfield rechazó el entregar los ejemplares de la revistaargumentado que era obscena. Acepto este premio en su nombre y en el de todos los hombres de buena voluntad que creen quela democracia se basa en la libertad de expresión y de prensa Hugh Hefner, fundador y editor de Playboy Heff enunció ante la corte "No pensamos que el jefe de la oficina de correos Summerfield sededique al negocio de editar revistas. Pensamos que debería centrarse simplemente en distribuir elcorreo". Playboy ganó el juicio. Un año antes la primera edición que reflejaba imágenes de Marilyn Monroe desnuda (tomadasoriginalmente no para la revista sino para un calendario) causaron sensación e impacto en elambiente sexualmente reprimido de la posguerra de 1950. "Le dio al sexo un buen nombre", me cuenta Hefner, "y lo incorporó de forma natural como parte de una revista de entretenimiento masculina". En declive Cuando le pregunto que pensaba que había hecho por las mujeres, contesta desafiante, "lesayudé a emanciparse". En su momento cumbre en 1970, Playboy vendía más de siete millones de copias al mes. Suséxitos fueron generados y expandidos por las "Chicas Conejito", por muchas de ellas, en discotecas,en mercancía de marketing e incluso por un jet privado corporativo bautizado como el "GranConejito". En nuestros días, las publicaciones competidoras y más explícitas, internet y una mayorlibertad sexual significa que Playboy es menos impactante, y por tanto, tiene menos demanda. Su circulación ha caído a dos millones de ejemplares al mes, todavía significativa pero muylejos de lo que llegó a ser. "Nunca tendremos el mismo poder e impacto que en los 60. Era un momento diferente y cambiamos el mundo". La compañía se diversificó y lanzó un programa de televisión en 1982, con una programaciónmás explícita que la revista. Pero también ha visto una caída en sus ingresos. La empresa reportó unas pérdidas de US$51 millones el año pasado y todo indica que volverá aperder dinero de nuevo en 2010. La imagen de marca es quizá su activo con mayor valor en la actualidad, más que la revistaque desató todo el negocio. Las informaciones aparecidas el año pasado de que Heff había vendido la mansión eran falsas.En realidad, no es propiedad suya sino que la alquila a la compañía (de la que retine el 70% de lasacciones con derecho a voto). Heff está tratando de volver a ganar el control de la empresa "Necesitamos una infusión decapital. Si lo conseguimos, el futuro es prometedor", afirma. La compañía está a punto de abrir un casino en Macau y la marca de ropa Playboy está ganandouna gran cuota de mercado entre el público masculino chino, aún cuando la revista no se vende allí. "El conejito está de vuelta", dice riendo. "Ya sabes lo que ocurre con los conejos, semultiplican".