Julio Chávez protagoniza "El Maestro", la nueva miniserie de 12 capítulos que puede verse los miércoles por la pantalla de El Trece (en Mendoza por El Siete), TNT y ya está disponible en su totalidad en la plataforma Flow, donde brilla en la piel de un docente de danza y afirma que envidia a los bailarines, "porque cuando el cuerpo manda, no es tan fácil rumiar mentalmente".

La flamante historia que se articula el universo del ballet con la cotidianidad de los personajes está escrita por los dramaturgos Romina Paula y Gonzalo Demaría, con dirección de Daniel Barone, junto a un elenco potente con Inés Estevez, Juan Leyrado y la bella Carla Quevedo.

Chávez durante una charla con la agencia Télam se mostró apasionado por el estreno del envío y también por la excelente temporada de "Un rato con él", la comedia donde comparte el escenario de El Nacional con Adrián Suar, también dirigido por Barone.

-El cuidado en la preparación de los personajes es una cualidad ya inevitable para usted...

-Voy a hacer un descargo sobre nosotros los actores: muchos trabajan y se ocupan de los roles ¿Estamos tan mal? Por ejemplo, es como que un plomero vaya a una casa y le digan: 'La verdad, debemos felicitarlo por el esmero puesto en la cañería'. Para esta serie, dos semanas después de haber cenado con Adrián (Suar) donde me habló de la propuesta, hablé con Ricky (Pashkus), coreógrafo y mi hermano del alma para ver cómo podía prepararme. Soy un hombre grande, ya sé que si el proyecto no se concreta, por ahí me estuve preparándome al pedo, pero al mismo tiempo sabía que si no comenzaba pronto a entrenarme, no llegaría a tiempo. Decido hacerlo porque ¿Cómo se agradece sino lo que la vida te da? El riesgo también es parte de un gusto.

-Usted es un maestro buscado por los actores...

-Sí. Colaboro con la formación de actores, porque entiendo al proceso como un acto de autonomía donde operan grandes colaboradores, pero en el colegio, por ejemplo, sigue existiendo una cuestión: si no prestás atención, el tema no funciona, porque la capacidad de atender no te la puedo regalar. ¿Sentís gusto por meterte en una escena de Shakespeare y en el problema que conlleva? Si empezás a sentir ese placer, entonces considero que estás en mi espacio y puedo contagiarte algo de lo que creo. La admiración no implica la transmisión de algo importante.

-¿Tomó algo de sus clases de baile para componer al maestro?

-Sí. Una frase que me dijo Candal al empezar a entrenar fue: 'Hay algo muy importante relacionado con la proyección, es preciso enseñar al bailarín a proyectar hacia la fila 20, porque a partir de esa hilera se sientan quienes pagan la entrada. Me pareció extraordinario y lo metí rápidamente en el programa. Cuando te preparás para cierto rol, te llenás el bolso de cosas y esperás el momento mejor para usarlas.

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-Como actor, ¿qué le impresiona del mundo de la danza?

-Primero, que cuando el bailarín se está preparando, no se jode: uno advierte claramente cuando el cuerpo se acaba de mandar una trastada y luego pasás de 'poder' a 'no poder' en un segundo. Los actores tenemos una posibilidad de plasticidad sobre el punto de vista desde donde trabajamos: una escena puede interpretarse así, pero admite también otros modos. En el mundo de la danza clásica hay cosas que son así y no admiten otras formas. La impronta de no quejarse, de la templanza signa ese universo. En cambio nosotros los actores realizamos pausas en los ensayos, hacemos mesa para conversar tal o cual detalle. Para los bailarines, la única mesa que existe es aquella usada por la gran Pina Bausch para bailar "Café Müller". Hay algo relacionado con una deicisión de gobierno sobre el instrumento muy exigente.

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Julio Chávez y su vuelta a la TV. 
Julio Chávez y su vuelta a la TV. 
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