Tom Hiddlestone, el actor de moda gracias a la serie "El infiltrado", basada en una novela de John Le Carré, ha contado cómo se preparó para su papel o, al menos, para una de sus facetas. El protagonista de la miniserie de vida a Jonathan Pine (aunque luego cambiará varias veces de nombre), que trabaja como gerente nocturno de un hotel de El Cairo, en Egipto. La producción y el libro, de hecho, se titulan "The night manager", aunque en español prefirieron cambiarlo, como es costumbre.
El intérprete, cuyo nombre suena como próximo James Bond en el cine, decidió hcer prácticas con el oficio que debía interpretar en un hotel de Londres, el Rosewood Hotel de la capital británica, un exclusivo cinco estrellas. Según cuenta a Variety, fue una noche "surrealista". Hiddleston comparó el "escenario" al de un teatro, también con otra zona completamente distinta, "entre bastidores", con mucho menos glamour y presidida por el caos. Una de las mayores dificultades fue cuando se celebró una boda y otros huéspedes se quejaban del ruido. Resultaba casi imposible contentar a todos.
Posteriormente, en el hotel egipcio donde se rodó la serie, su caracterización del personaje fue tan realista que hasta ocho clientes reales lo confundieron con el auténtico gerente. Por lo general , confiesa, acabaron "irritados" ante su incapacidad para acompañarles o decirles dónde estaba su habitación. El verdadero gerente nocturno, cuenta entre risas, "no se enteró de nada".
El miedo de Hugh Laurie
Hugh Laurie, por su parte, reveló que cuando hizo la investigación de su personaje, Richard Onslow Roper, "el hombre más malo del mundo", los abogados de la productora le instruyeron para que nunca dijera que se había inspirado en ninguna persona real, "porque una querella por su parte habría sido solo el menor de los problemas". "Esto no es un juego, es una industria enorme envuelta en grados astronómicos de violencia", afirmó.