En el sur de Argentina, muy cerca de la frontera con Chile, hay un pueblo pequeño que casi no aparece en los mapas turísticos. Para llegar hay que tomar la Ruta Nacional 40, luego desviarse por un camino de ripio de más de 70 kilómetros que bordea lagos y bosques de lengas. El celular pierde señal a los pocos minutos y no hay estaciones de servicio ni cajeros automáticos en muchos kilómetros a la redonda. La mayoría de los conductores pasa de largo sin imaginar que existe.
El pueblo tiene apenas 250 habitantes estables. Las casas son de madera y chapa, pintadas de colores simples: verde, rojo o azul. Hay una escuela primaria, una capilla, un destacamento de Gendarmería y dos almacenes que funcionan como punto de encuentro. En invierno nieva mucho y la ruta puede quedar cortada varios días; en verano el viento sopla fuerte y el polvo entra por todas partes. La vida transcurre tranquila, marcada por el horario del colectivo que pasa dos veces por semana.
El pueblo ideal para pescar en la Patagonia
El nombre del pueblo es Río Pico, en el oeste de la provincia de Chubut. Está a 1.100 metros de altura, rodeado de cerros y con el río que le da nombre cruzando justo al lado. Fue fundado en 1920 por colonos galeses y chilenos que buscaban tierras para criar ganado ovino. Todavía quedan algunas familias descendientes de aquellos primeros pobladores.
En Río Pico no hay grandes atractivos turísticos famosos. Lo que sí hay son varios lagos cercanos ideales para pescar truchas, caminos para caminatas o cabalgatas, y mucha tranquilidad. Hay un camping municipal, algunas cabañas y un par de hospedajes familiares. La gente vive principalmente de la ganadería, la producción de lana y, en los últimos años, del turismo rural que va creciendo de a poco.
Muchos visitantes llegan por recomendación de amigos o porque buscan un lugar sin ruido ni multitudes para tirar la caña. Otros pasan por casualidad cuando viajan entre Esquel y Coyhaique. Quienes se quedan unos días suelen volver, porque el pueblo tiene esa calma que ya casi no se encuentra en otros lados de la Patagonia.
Río Pico no necesita ser conocido por todos. Con sus calles de tierra, su río de aguas transparentes y sus noches llenas de estrellas, es uno de esos pueblos donde el tiempo parece ir más despacio y la naturaleza sigue mandando.





