La huelga de la CGT, una medida extemporánea tomada para fijar poder, terminó logrando lo contrario.

Lo que generó el paro

Por UNO

Uno de los datos singulares que distinguieron este paro general de otros anteriores estuvo centrado en lo que se vivió en las redes sociales.

Miles de personas en todo el país compartieron desde la mañana su decisión de mostrar su rechazo al paro bajo el hashtag #YoNoParo en la red social Twitter.

Con rapidez el asunto se transformó en trending topic, es decir uno de los temas sobre los que más discuten los usuarios.

Muchos de los que estaban en contra de la medida de fuerza subieron fotos -sobre todo en Buenos Aires- llevando sus hijos al colegio, yendo al trabajo, desayunando en sus oficinas o algunos hasta mostrando el modo en que decidieron armar grupos para compartir autos y llegar a trabajar pese a la falta de transportes.

Además, bastaba ver las encuestas que publicaban los medios digitales para comprobar que una mayoría apabullante de participantes estaba en contra de la medida de fuerza.

En líneas generales el paro se sintió, pero mucho menos que otras veces.

La ausencia del transporte público en los grandes centros poblados fue determinante, aunque en Mendoza esta vez se cumplió con la obligación legal de poner en la calle un porcentaje de las unidades, que incluso fue muy superior al 20%.

Pese a las amenazas del titular nacional de los taxistas, Omar Viviani, de que les iban a dar "vuelta los autos" a los que trabajaran, los taxis y los remises estuvieron en las calles en un porcentaje superior al esperado.

Los pocos incidentes que se registraron con la policía fueron protagonizadas por grupos de izquierda y del piqueterismo, no así por la CGT, que no previó movilizaciones.

El jefe de Gabinete de Macri, Marcos Peña, dijo que la medida de fuerza fue una huelga sindical focalizada como un paro de transporte, realizado mientras en la ciudad de Buenos Aires se realizaba el Foro Económico Mundial, una especie de mini Davos.

El Gobierno debería estar agradecido a quienes desde las redes sociales organizaron la "Marcha de la democracia" del sábado pasado, movida sorpresiva que le insufló oxígeno no sólo a la Casa Rosada sino a la civilidad que confía en este gobierno o, por lo menos, en un forma de gobernar distinta a las disímiles versiones del peronismo.

La CGT deberá pensar dos veces antes de embarcarse en algo con tan poco sustento.