La tendencia de la humanidad a vivir en las ciudades, es un fenómeno urbano que se acrecienta a partir de la Revolución industrial, y está llegando a su máxima expresión.

Hace una década el informe sobre el estado de las ciudades del mundo de ONU-HABITAT ya advertía una avalancha humana hacia las ciudades, como un proceso imparable.

En ese momento el 50% ya vivía en ciudades y pronosticaba que en tan solo dos décadas, el 60% de la población mundial sería urbana, lo que constituiría un verdadero problema, salvo que se lograra mantener la armonía entre los aspectos espacial, social y ambiental del entorno urbano, así como entre sus habitantes, y advertía que esa armonía se lograría sobre 2 pilares: la igualdad y sostenibilidad.

El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), en su informe: "Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe 2012", afirmaba que “América Latina está pasando por una nueva transición urbana con el 80% de la población de la región viviendo en ciudades, cifra que podría alcanzar el 90% en algunos países de la región antes del 2020”.

Por otra parte es importante tener en cuenta la observación del informe State of World Population 2007 de las Naciones Unidas, en el que se destaca que “ningún país en la era industrial ha conseguido crecimientos económicos significativos sin urbanización. Las ciudades concentran pobreza, pero también representan la principal esperanza para salir de ella. El paisaje de un mundo urbanizado no solo supondrá una concentración en términos demográficos, sino también en términos económicos. Más del 80% del PIB mundial se genera en las 600 ciudades más grandes del planeta. Es decir, las ciudades son el centro neurálgico de la actividad económica, lo que crea problemas de desigualdad entre la población”.

No comprender la gravedad del problema urbano en la actualidad, sin pensar la movilidad en sus raíces más profundas, es grave. Requiere responsabilidad y ética por parte de los profesionales involucrados en este proceso de expansión de nuestras ciudades.

Obras sin reflexión

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Esta situación, principalmente en Latinoamérica, es vulnerable por acción u omisión, ya que se realizan obras sin la debida reflexión, consolidando tendencias que son muchas veces totalmente dañinas para el desarrollo urbano y la calidad de vida de los habitantes.

Se copian modelos de movilidad ajenos a nuestras realidades socio-económicas y necesidades, como lo es la construcción de autopistas, acrecentando la participación del auto como modo de movilidad, (en lugar del desarrollo de transportes públicos masivos), creando así más congestión, contaminación, derroche energético y accidentología, con el acompañamiento de un crecimiento anárquico, sin una visión clara de la ciudad que queremos, siguiendo los impulsos de los desarrolladores privados  y a veces del propio estado con su indiferencia o con sus políticas de vivienda, en terrenos alejados y sin infraestructura debido a los bajos costos de los terrenos.

Movilidad y Urbanismo

La problemática de la Movilidad y el Urbanismo, no es nueva. Ya en la década de los 30, en la preguerra, era tema de discusión en los CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), de la que participaban más de 30 países, con arquitectos muy preocupados por el futuro de las ciudades, tal como se puede observar en la Carta de Atenas, sobre la cual Le Corbusier en el año 1932,  publicó en EEUU un artículo en The Timesque,explicando su visión de lo que conocemos como Ville Radieuse, que él denomina Ciudad Verde, creyendo que la separación de peatones del auto, y edificios para viviendas, entre otros aspectos, resolvería tanto la seguridad de los peatones como las preocupaciones del tráfico automovilístico, “devolviendo al peatón la superficie de la ciudad, toda la superficie, la tierra”.

No existía una posición única en aquel entonces, y la respuesta de  Frank LLoyd Wrihgt, no se hizo esperar, publicada en el New York Times: 'Broadacre City'- La visión de un arquitecto. La ciudad extendida e integrada, resolverá el problema del tráfico y hará la vida más rica, fijando su idea totalmente opuesta a Le Corbusier. Plantea la descentralización, a lo largo de carreteras con hogares ubicados en parques y jardines y pequeñas fincas, todas rodeadas de hermosos paisajes naturales.

Como se verá esta discusión sintetiza en gran medida la actualidad sobre los dos grandes modelos de Ciudad Compacta vs Ciudad Extendida o Difusa, con el protagonismo de la movilidad como artífices de dichos modelos, basadas en el auto o en los transportes públicos.

En nuestra realidad latinoamericana, el manejo del espacio público (en uso o abandonado), cobra fuerza asociado a los planes de movilidad, en sus distintas escalas y periodos de tiempo (corto, mediano y largo plazo). Obliga a considerarlo como un factor primario en la calidad de vida de nuestras ciudades, tomando como eje principal de discusión, quitar protagonismo al auto, que demanda entre otros aspectos, excesivo espacio frente a los transportes públicos. Vale el ejemplo de la situación original y la evolución del área central de San Victorino en Bogotá, Colombia, asociada al plan de movilidad de Transmilenio, como puede observarse en las siguientes fotos:

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Bogota 1991 h
Bogota 1991 h
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Bogota 2 h
Bogota 2 h
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Bogotá 3 h
Bogotá 3 h

Por otra parte, el acceso a la movilidad es un derecho que tienen los ciudadanos de una ciudad o un país, lo cual parte del concepto de igualdad de oportunidades independientemente de los recursos sociales. La LOTI, Francia (1982), proclama un principio fuerte: cualquier usuario tiene el derecho de desplazarse y la libertad de elegir sus medios, en las condiciones económicas y sociales más ventajosas para la administración.

Visión sistémica

Por ello, nuestra Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, ha incorporado la Movilidad Urbana como materia, con el compromiso de trabajar seriamente en la formación de arquitectos, aspectos que normalmente no se les da la entidad que tienen en la vida de las ciudades y sus ciudadanos, repensándola con una visión sistémica. Se debe considerar aspectos urbanísticos, ambientales, tecnológicos, económicos, sociales, legales, e institucionales, en términos de sustentabilidad, y condiciones de igualdad para todos los ciudadanos, incorporando todos los modos de desplazamiento, ya sean peatonales, bicicletas y los motorizados (motos, autos, transportes públicos en sus distintas categorías).

Como característica particular de la formación en una facultad de arquitectura y urbanismo, se pone énfasis en la relación que existe entre el urbanismo y la movilidad, dado que ambas tienen una total interdependencia, tal como lo han demostrado los buenos ejemplos latinoamericanos de Curitiba y Medellín, ciudades que han pasado a ser paradigmáticas de la movilidad y el urbanismo, con soluciones adecuadas a nuestras realidades fundamentalmente económicas y sociales.