El bosque de Libo muestra las maravillas de la naturaleza. En un día despejado se pueden ver gigantescos picos cónicos tapizados de espesos árboles verdes que se yerguen como centinelas. Una cinta de cemento de plomo, un sendero para los visitantes, serpentea a través de él.
Indomable como es, la vida es aún así frágil, especialmente en el ecosistema del bosque kárstico.
Por lo general, en el sur de China, con agua de lluvia y calor, el suelo es espeso y fértil, pero en un paisaje kárstico las rocas están formadas por agua. Hay muchas pequeñas aberturas y grietas en su superficie, y con los años, por la erosión del agua de lluvia, se forman cuevas, de modo que cuando llueve la tierra se filtra, indicó Yan Lingbin, profesor de la Universidad de Guizhou que se dedica a investigar el ecosistema forestal del karst. “Es escaso el suelo que puede mantenerse en este ecosistema. Por eso es frágil y único”.
En los paisajes kársticos, el suelo y el agua se pierden fácilmente. Además, las rocas contienen una cantidad comparativamente mayor de magnesio y calcio, por lo que, a diferencia de muchos entornos de vida que suelen ser ácidos, el bosque kárstico es alcalino y las criaturas necesitan adaptarse a él, lo que también lo hace único, sostuvo.
Un bosque kárstico tarda mucho más en recuperarse, comentó, y citó una estadística que prueba el punto. Se necesitan alrededor de 8.000 años para formar suelo de 1 centímetro de espesor en un espacio kárstico, en comparación con solo decenas de años en otras áreas más fértiles. Solía haber otros bosques kársticos, pero la mayoría de ellos desaparecieron principalmente debido al daño causado por los humanos. El bosque, a 200 kilómetros al sureste de Guiyang, la capital de Guizhou, se ha conservado debido al difícil acceso, una población comparativamente pequeña y el gran respeto por la naturaleza que tienen los grupos étnicos locales, señaló Yu Dengli, director de la oficina de gestión de la reserva.
En los últimos años, los residentes que vivían en el área central de la reserva han sido reubicados para proteger mejor este bosque único, indicó.
Con décadas de esfuerzo, la tasa de cobertura forestal ha aumentado del 87 % a fines de la década de 1980 al 88.61 % en la actualidad, y la del área central supera el 92 %, sostuvo Chen Zhengren, ingeniero experto de la oficina de gestión.
Los investigadores están trabajando arduamente para cultivar más plantas en peligro de extinción y, en el futuro, quieren aumentar su población en la naturaleza, señaló Chen.
Zhao Yandi y Wang Jin colaboraron con esta nota.