Desde su puesta en marcha el 1 de marzo, el sistema sustituyó las fuentes tradicionales de energía diésel y ahora proporciona electricidad continua y sin emisiones de carbono al equipamiento de investigación y a las instalaciones esenciales de la estación Qinling, que fue inaugurada en febrero del año pasado como la quinta base de investigación antártica del país.
La energía fotovoltaica y la eólica representan el 60% de la capacidad del sistema. En ausencia de viento o luz solar, el hidrógeno almacenado suministra energía a la estación, garantizando la operatividad básica del equipo científico y las necesidades cotidianas.
Sun destacó que el principal desafío fue garantizar la fiabilidad y seguridad del equipamiento. Por ejemplo, el desarrollo de turbinas eólicas con forma de gota, capaces de operar sobre hielos, y de pilas de combustible de hidrógeno requirió tecnología resistente al frío para su encendido.
La construcción del sistema en la estación comenzó en 2023. Dado que gran parte del equipo y las instalaciones requirieron investigación y modificaciones especiales para adaptarse a las condiciones extremas, la Universidad de Tecnología de Taiyuan creó un laboratorio digital gemelo para simular el entorno antártico.
Este laboratorio tiene capacidad para simular cerca de 10 condiciones extremas, como frío extremo, vientos fuertes, ventiscas, días y noches polares, intensos campos geomagnéticos, fuerte radiación ultravioleta, baja presión y bajos niveles de oxígeno.
“El objetivo principal de este laboratorio es enfrentar los desafíos de la investigación, las pruebas y la operación”, explicó Sun. “Una vez que el equipo llega a la Antártida, no hay forma de conseguir un repuesto si falla hasta un solo tornillo. Antes del envío, todos los dispositivos de nueva energía fueron probados aquí. Ahora el laboratorio recibe y analiza los datos en tiempo real que se transmiten desde la Antártida”.
En los últimos años, varios países han intentado desarrollar energías limpias en la Antártida, con énfasis en la solar y la eólica. Sin embargo, las condiciones extremas y la falta de tecnologías adecuadas dificultan que el equipamiento mantenga un funcionamiento estable y eficiente.
Según Dou Yinke, decano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Energía de la Universidad de Taiyuan, actualmente, entre el 80 y el 90% de las estaciones de investigación del continente aún dependen de generadores a base de combustibles fósiles, lo que genera una importante contaminación ambiental en las regiones polares.