Una faceta icónica de la arquitectura histórica de China son sus techos y aleros, que están cubiertos principalmente de azulejos vidriados en color verde, amarillo y azul.

Detrás de estos azulejos y esculturas de cerámica hay un oficio transmitido durante miles de años, y que todavía se practica en la actualidad en el condado de Yangcheng, provincia de Shanxi.

Según el libro Las obras vidriadas de la provincia de Shanxi publicado por la editorial Reliquias Culturales, los azulejos esmaltados y otros componentes fabricados en Shanxi se pueden encontrar en las estructuras de la Ciudad Prohibida, también conocida como el Museo del Palacio, y las tumbas Ming en Beijing. En la antigüedad, debido a que eran difíciles de conseguir, la gente común consideraba que estos azulejos vidriados eran más valiosos que el jade.

La artesanía no solo es venerada en China. Dichos objetos barnizados aparecen en las colecciones de muchos museos en el extranjero, como el Museo Metropolitano de Arte en la ciudad de Nueva York, el Museo del Louvre en París y el Museo Británico en Londres.

En 2010 y 2011, el Museo de Arte de la Universidad de Princeton llevó a cabo la exhibición Verde, Ámbar, Crema: el arte olvidado de un taller de cerámica en Shanxi, China donde presentó el arte casi olvidado. Detrás de las piezas estaba la familia Qiao, que fabricó azulejos arquitectónicos y esculturas religiosas de cerámica vidriada desde la dinastía Yuan (1271-1368) y fue especialmente prolífica durante la dinastía Ming (1368-1644).

Chen Wanli, un destacado experto en cerámica, dijo una vez que la familia Qiao fue sin duda una escuela importante en la historia del sector artesanal de esmalte de Shanxi. Claramente hay una influencia familiar demostrada en las obras halladas, según Chen.

Los azulejos vidriados se utilizaron para decorar los palacios imperiales en China desde la época de la dinastía Wei del Norte (386-534). Sin embargo, no fue hasta las dinastías Ming y Qing (1644-1911) cuando el uso de este material se popularizó y alcanzó la cima. Era común encontrar azulejos inspirados en bestias y criaturas auspiciosas que decoraban cumbreras y aleros, mostrando la prominencia y la escala del edificio.

Para Cui Shulin, el heredero del arte de 77 años de la familia Qiao, la técnica no ha cambiado en más de 1.600 años y se ha revivido en Yangcheng, creando oportunidades de empleo en la comunidad local.

En el condado, hay 32 fábricas que producen azulejos y esculturas vidriadas con un valor de producción anual que alcanzó los 560 millones de yuanes (u$s 83 millones) el año pasado, según Shi Guoping, director de la Asociación de Cerámica para la Construcción del Condado de Yangcheng. En 2008, la artesanía fue reconocida como patrimonio cultural nacional.

“La técnica es la misma que utilizaba la familia Qiao”, señaló Cui, y agregó que una escultura simple requiere más de 10 días de trabajo y pasa por más de 20 pasos, como moldeado y dos cocciones, una para la arcilla y otra para la aplicación del esmalte.

Como material de construcción tradicional utilizado a lo largo de la historia de la arquitectura clásica china, los azulejos se moldean a partir de arcilla y se cuecen. Los colores del esmalte son amarillo, verde, negro y azul. Debido a que la superficie vidriada es lisa y no absorbe agua, es una buena forma de proteger los edificios de madera de la intemperie.

En 2019, se construyó un museo de arte centrado en la artesanía en la aldea de Houzeyao, Yangcheng, y las autoridades locales llevaron a cabo un plan de protección para 11 sitios de hornos que datan de la dinastía Song (960-1279).

“También estamos explorando innovaciones en el diseño para que los productos sean relevantes para los estilos de vida modernos”, sostuvo Shi, y agregó que la decoración familiar y la colección como obras de arte serán una nueva dirección

para la industria.

Peng Ke'er colaboró con esta nota.

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