En el proceso, la compañía considera que la implementación de medidas de protección ambiental y la defensa del ecosistema marino único del mar Rojo son una tarea importante, dijo Yang. El mar Rojo es el hogar de diversos y densos arrecifes de coral. Se sabe que alrededor de 70 especies de coral están dentro del área de construcción del proyecto, proporcionando hábitat para decenas de miles de peces e invertebrados que son esenciales para el mantenimiento de la biodiversidad.
El equipo de CHEC ha instalado dos cortinas protectoras alrededor de las islas de construcción para minimizar el impacto, señaló Yang. El área dentro de los 10 metros del arrecife de coral es una reserva de amortiguamiento. Si el trabajo de construcción corre el riesgo de aumentar la turbidez del agua, se establece una cortina antipolución continua y cerrada. Se han establecido zonas de no navegación y de no anclaje en las áreas donde hay arrecifes de coral a fin de evitar daños directos en los fondos marinos y el océano.
Para garantizar que la calidad del agua cumpla con las condiciones de supervivencia del coral, el equipo también monitorea la concentración de sustancias suspendidas en las aguas residuales y la turbidez en las aguas circundantes del área de construcción. Si la calidad del agua se ve afectada, el equipo se compromete a retrasar o incluso detener la construcción para tomar medidas correctivas, dijo Yang.
Ma Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Ambientales, un grupo ambiental en Beijing, señaló que un número cada vez mayor de empresas chinas presta atención a la protección y conservación del medio ambiente cuando se dedican a trabajos de construcción en países y regiones participantes de la Franja y la Ruta.
Uno de los motivos es que el Gobierno chino considera que la protección del medio ambiente es un principio clave de la colaboración de la Franja y la Ruta y se basa en normas y estándares respaldados universalmente para formular principios de inversión verdes y bajos en carbono.
Cuatro ministerios chinos publicaron un documento de política clave en marzo sobre una mayor ecologización de la Franja y la Ruta, en busca de reducir las emisiones climáticas y la contaminación y proteger la biodiversidad al tiempo que brinda mejores oportunidades económicas para los países y regiones involucrados.
“Las empresas chinas también han aprendido más sobre las leyes y regulaciones y las culturas de los países a lo largo de los años, y se dan cuenta de que un mejor desempeño ambiental, social y de gobernanza podría ayudarlos a hacer mejores negocios”, sostuvo Ma. “Algunas de las principales empresas han ganado más capacidad para comprometerse con la sociedad local y las ONG”.
China lleva firmado más de 200 documentos de colaboración con 149 países y 32 organizaciones internacionales que forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El año pasado, el valor del comercio de bienes entre China y los países participantes de la iniciativa alcanzó los 11,6 billones de yuanes (U$S1,71 billones), según muestran las cifras oficiales.
Debido a que las industrias ecológicas del país, como la fabricación de turbinas eólicas, paneles solares y vehículos de nueva energía, han crecido rápidamente, China está bien posicionada para transmitir su experiencia en desarrollo ecológico a sus socios de la BRI.