Historias de vida

El último obsequio que mantiene la música sonando

Las historias de vida de quienes cautivan con la música

El ex camionero Chen Xianjun tocó un acorde final en su guitarra mientras él y sus cuatro compañeros de la banda Band for One (una vendedora de bienes raíces, una campesina y dos médicos) disfrutaban del sol de principios del invierno en el lago Oeste, provincia de Zhejiang. “Valora tu derecho a la vida”, cantó Chen en la última línea de su canción. Detrás de él, se proyectaba en la pantalla la foto de un extranjero con una sonrisa gigante mientras abrazaba su guitarra, cautivando a los espectadores.

El hombre de la foto, Philip Hancock, un australiano de 27 años, que enseñaba inglés en Chongqing, fue quien hizo realidad la escena de calidez y vitalidad. Hancock murió en mayo de 2018 en el municipio por complicaciones con la diabetes.

Cuando sus padres volaron de Sydney a la ciudad en el suroeste de China para despedirse de su hijo, se enteraron de que Hancock deseaba donar sus órganos después de su muerte. Con la ayuda de la sucursal de la Sociedad de la Cruz Roja de China en Chongqing, firmaron el compromiso de donación. Así, el hígado y los riñones de Hancock salvaron la vida de tres personas de la banda y sus córneas le devolvieron la vista a los otros dos, incluido Chen.

“El año pasado, los funcionarios de la Cruz Roja nos contactaron y propusieron que los cinco formáramos una banda en memoria de Hancock”, señaló Chen. “Me dijeron que los padres de Hancock habían mencionado que le encantaba la música y que soñaba con tener su propia banda algún día”. Chen dijo que sí enseguida, al igual que los otros. “Soy más que afortunado de poder recuperar la vista y de poder rendir homenaje al hombre que me dio una segunda oportunidad para una vida plena y tal vez brindar algo de consuelo a sus padres. Esa oportunidad supera mis sueños”.

El año pasado, los cinco aprendieron a tocar sus instrumentos asignados desde cero y siguieron practicando en casa. Viajaron desde diferentes partes de Chongqing y la provincia vecina de Sichuan varias veces para reunirse en un estudio, tomar lecciones y ensayar en grupo.

Mo Li, de 36 años, una vendedora de inmuebles que recibió uno de los riñones de Hancock debido a una uremia severa, señaló que pensaba que no tenía talento musical hasta que comenzó a agitar las maracas a ritmo. “Aprender un nuevo instrumento es sin duda difícil a mi edad, pero tenemos en mente un objetivo claro y estamos decididos a lograrlo”, sostuvo. “Philip no solo me dio una nueva vida, sino también algunas células musicales que me permiten apreciar hermosas melodías”.

Tan Daobi, de 53 años, que había pasado años en la oscuridad debido a queratitis crónica hasta que la córnea de Hancock le devolvió la luz a su vida, afirmó que temió quedarse atrás en la banda. Para estar al día, trabajó para aprovechar al máximo los ensayos entre sus tareas diarias de cultivo y la cocina en su casa rural y ahora puede tocar con más confianza.

Wu Jun, de 40 años, el cirujano que recibió el hígado de Hancock, tocaba la guitarra y Chen Jingzhong, de 50 años, el receptor del otro riñón de Hancock, tocaba la batería.

Band for One tenía programada su primera presentación pública en una ceremonia conmemorativa de donación de órganos en marzo, pero el debut se retrasó debido al COVID-19. El 7 de noviembre, se reunieron finalmente en Hangzhou para celebrar el décimo aniversario de la implementación de la donación voluntaria de órganos en China.

Hancock fue el primer donante de órganos extranjero en Chongqing y el séptimo en el país, según la Sociedad de la Cruz Roja de China. Desde que China comenzó con la donación voluntaria de órganos post mortem hace una década, alrededor de 31.300 personas han donado sus órganos después de su muerte, incluidos 11 extranjeros.

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