“Las preocupaciones han aumentado en las naciones occidentales dado el rápido crecimiento de la industria solar de China, que personifica la rápida evolución de los nuevos sectores energéticos del país. El avance de la industria solar de China desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar un suministro estable de productos solares para hacer frente al cambio climático en todo el mundo, lo que convierte a la energía solar en una de las fuentes de energía más económicas para la gran mayoría de los países y regiones del mundo”, sostuvo Liu Yiyang, subsecretario general de la Asociación de la Industria Fotovoltaica de China, un organismo comercial.
Liu dijo que la capacidad solar actual aún no cubre la demanda del mercado global, particularmente dada la sustancial demanda de energía en numerosos países en desarrollo.
En un depósito en Uzbekistán, paneles solares chinos están listos para energizar y proporcionar energía limpia asequible a los refugiados en toda Asia, guiados por la Agencia de la ONU para los Refugiados y la empresa solar china LONGi.
Raouf Mazou, alto comisionado adjunto para operaciones de la agencia, dijo que las empresas energéticas chinas facultan a la agencia para ampliar su alcance e impacto al abordar los problemas climáticos y lograr equidad energética para las poblaciones vulnerables a nivel mundial.
“Los abundantes recursos de China, su tecnología innovadora y sus amplias relaciones globales podrían hacer aportes significativos a nuestro trabajo. Esperamos colaboraciones más fructíferas con las autoridades y empresas chinas para abordar los desafíos relacionados con los desplazamientos derivados del cambio climático”, afirmó Mazou.
Más de 100 países alcanzaron acuerdos en la conferencia sobre cambio climático COP28 a fines del año pasado para garantizar que la capacidad global de energía renovable se triplique a más de 11.000 gigavatios para 2030, con una capacidad fotovoltaica acumulada que aumentará a aproximadamente 5.457 GW para entonces.
Según el recopilador de datos Statista, en 2022, la capacidad solar fotovoltaica mundial acumulada se situó en unos 1.177 GW, por debajo del objetivo.
“La crítica de algunos políticos de que la sobrecapacidad productiva solar de China está generando bajos costos y afectando la competencia industrial global es insostenible. Esta retórica apunta a frenar el desarrollo industrial de China y tendrá efectos adversos en la transformación verde global”, señaló Lin Boqiang, director del Instituto Chino de Estudios sobre Política Energética de la Universidad de Xiamen.
“El desarrollo a escala de China, la construcción de la cadena de suministro y la iteración tecnológica en la industria fotovoltaica global han llevado a rápidas reducciones de costos, permitiendo que más países, especialmente aquellos en desarrollo, tengan electricidad asequible, promoviendo el crecimiento económico local y reduciendo las disparidades entre regiones”, agregó.
“Las empresas chinas también han promovido el desarrollo global de la industria fotovoltaica a través de la cooperación internacional y fábricas en el extranjero, facilitando la transformación verde de las estructuras energéticas en otros países”, afirmó Liu.