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Descubre cómo cuidar tu lavanda sin gastar dinero.
Expertos en jardinería sugieren preparar un abono casero líquido combinando en un recipiente 50% de leche y 50% de agua (asegurarnos de que sea sin cloro). Una vez que tengamos la solución lista, simplemente tendremos que mojar el sustrato de la planta, evitando encharcar para que las raíces no se pudran. Esto se puede repetir una vez al mes.
Además de nutrir la lavanda, la leche también ofrece otros beneficios, como por ejemplo la protección frente al mildiu polvoriento, una enfermedad fúngica caracterizada por la aparición de manchas sobre las hojas, tallos y flores. Este peligroso hongo reduce la capacidad de la planta para realizar la fotosíntesis, afectando su crecimiento y desarrollo.
taza de leche
Las propiedades de la leche impulsan el buen crecimiento de las plantas.
Para combatir esta enfermedad fúngica, se puede rociar sobre la lavanda la misma solución preparada anteriormente, procurando mojar las hojas para eliminar las esporas del hongo. Además, este truco de jardinería creará una capa protectora sobre la planta, previniendo también el ataque de plagas.
Este método se debe usar dos veces por semana, durante la mañana, para que las hojas se sequen rápidamente. De esta forma, gracias a las propiedades de la leche, nos aseguraremos tener una lavanda vigorosa todo el año.