Un reciente descubrimiento llevado a cabo por investigadores de la Universidad del Ártico de Noruega (UiT) ha conmocionado a la comunidad científica marina. A casi 4.000 metros bajo la superficie, en la dorsal Molloy ubicada en el mar de Groenlandia, el equipo identificó la filtración de metano más profunda conocida hasta la fecha en esta región polar. Los hallazgos, liderados por la profesora Giuliana Panieri, sitúan los afloramientos de hidratos a una profundidad significativamente mayor que cualquier otro sitio confirmado anteriormente.
Un asombroso descubrimiento en el océano Ártico reescribe las reglas de la vida marina
Este descubrimiento en una dorsal submarina muestra filtraciones de metano y ecosistemas únicos a profundidades récord en el hemisferio norte
Las condiciones extremas en este sector del océano juegan un papel fundamental en la formación geológica hallada. La inmensa presión y las temperaturas cercanas al punto de congelación provocan que el metano y el agua se fusionen, creando hidratos que pueden sobrevivir durante largos periodos. El sonar del buque de investigación detectó columnas de burbujas inusualmente altas, ascendiendo más de tres kilómetros desde el lecho marino, lo que guio a los científicos hacia los llamados Montículos de Hidratos Freya.
La importancia biológica del descubrimiento
La ausencia total de luz solar en las profundidades del Ártico obliga a los organismos locales a depender de estrategias de supervivencia alternativas, como la quimiosíntesis. En este proceso, las bacterias transforman los productos químicos que se filtran del sedimento en alimento, prescindiendo de la energía solar. Este mecanismo sostiene redes alimentarias complejas en entornos donde la vida parecería imposible, demostrando que pequeños parches del lecho marino pueden albergar una diversidad biológica desproporcionada.
Sobre los montículos Freya, los investigadores observaron densos "bosques" de gusanos tubulares del género Sclerolinum. Estos animales mantienen una relación simbiótica vital con bacterias que consumen metano y sulfuros dentro de sus tejidos. Alrededor de estas estructuras tubulares, prosperan comunidades de caracoles, camarones y anfípodos, creando un ecosistema dinámico que depende enteramente de las emanaciones de gas del subsuelo.
Conexiones vitales en el fondo marino
El análisis de la fauna encontrada sugiere que los hábitats de las profundidades están mucho más interconectados de lo que se pensaba. Al comparar las especies del descubrimiento con las del campo de respiraderos hidrotermales Jøtul, situado a cientos de kilómetros de distancia, se hallaron familias de gusanos y caracoles idénticas. Esto indica que la profundidad es un predictor de similitud biológica más fuerte que la distancia geográfica, lo cual tiene implicaciones directas para la gestión ambiental.
La identificación de estos ecosistemas frágiles llega en un momento crítico, dado el creciente interés en la minería de fondos marinos en la plataforma continental noruega. Entender que estos hábitats actúan como redes vinculadas y no como depósitos estáticos es esencial para evaluar los riesgos de la actividad industrial. La perturbación de estos sistemas, que atrapan vastas cantidades de carbono y sostienen una biodiversidad única, podría tener consecuencias duraderas para la salud ecológica de la región polar.






