Un gran agujero negro en medio del desierto de Sahara ha sorprendido a los científicos que visibilizan día a día la Tierra desde el espacio. La respuesta por suerte está ya clara, y lo cierto es que no se trata de un lago ni de un cráter.
Un gran agujero negro en medio del desierto de Sahara ha sorprendido a los científicos que visibilizan día a día la Tierra desde el espacio. La respuesta por suerte está ya clara, y lo cierto es que no se trata de un lago ni de un cráter.
Lo que ocurre en uno de los desiertos más famosos del mundo es un fenómeno extraño: la cicatriz de una roca fundida que evidencia el pasado volcánico del planeta Tierra.
El macizo de Haruj, como se lo conoce a este fenómeno poco común, es una vasta área volcánica presente en el desierto de Sahara con un tamaño más grande que el de toda Cataluña.
Se distingue desde el espacio con un color negro e intenso, producto de antiguas erupciones que cubrieron el suelo del desierto con lava petrificada. Como se indica, este fenómeno es apreciable desde el espacio y con las herramientas adecuadas.
Lo más fascinante de Haruj no es solo su tamaño, sino su rareza geológica. A diferencia de muchos campos volcánicos, este fenómeno no se originó en una zona de fallas, sino por un penacho del manto: una pluma de roca fundida que ascendió desde las profundidades del planeta.
La superficie de esta área volcánica está conformada por más de 150 conos volcánicos, ventiladeros y elevaciones que alcanzan hasta los 1.200 metros de altitud. Algunas formaciones tienen más de seis millones de años, mientras que otras tienen miles.
En conclusión, lo que parece una mancha oscura uniforme es, en realidad, una compleja red de formaciones rocosas entrelazadas con arena del desierto de Sahara.
Este fenómeno, que sorprendió a más de un especialista en su momento, es una ventana excepcional y poco común a antiguos procesos internos del planeta Tierra.
Este agujero negro en el desierto de Sahara se ubica exactamente situada en el centro de Libia. Su extensión, según especialistas, es de entre 44.000 y 45.000 kilómetros cuadrados.
De acuerdo con las declaraciones de la Nasa, esta acumulación de lava no representa un peligro inmediato para la población. Más bien, los científicos lo ven como un fenómeno natural para estudiar la historia.