Cada año, una inmensa nube de polvo se eleva desde el Sahara, el desierto más grande del mundo, y viaja miles de kilómetros atravesando continentes. Este fenómeno natural, que suele generar un cielo rojizo y reducir la visibilidad, ha sido estudiado durante décadas por sus efectos en el clima.

Sin embargo, en los últimos años, los científicos han comenzado a prestar especial atención a lo que este polvo transporta el desierto. Según un articulo en "The Conversation" que parecía una simple nube inofensiva podría estar cargada de microorganismos y compuestos que afectan directamente a la salud de quienes están expuestos a su paso.

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El desierto del Sahara transporta un polvo que los científicos analizan

Cuando esta nube de polvo viaja desde África occidental hacia América y otras regiones, no solo modifica el color del cielo o reduce la nubosidad: arrastra consigo partículas finas que pueden ingresar al sistema respiratorio humano. Estas partículas incluyen minerales, metales pesados y microorganismos como bacterias y hongos. Al inhalarse, pueden desencadenar síntomas en personas con enfermedades respiratorias preexistentes y afectar también a quienes están sanos. En los días en que el polvo está más presente, es común notar irritación en los ojos, garganta seca o dificultad para respirar, lo que ha generado alertas en distintos países y recomendaciones sanitarias.

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Es decir que cuando los vientos en el desierto del norte de África levantan arena, recogen contaminantes al pasar por zonas deforestadas de la región, principalmente de los países subsaharianos.

Más allá de alterar temporalmente el clima y reducir la visibilidad, el polvo del desierto del Sahara ha demostrado ser un vehículo potencial de enfermedades. Investigaciones recientes revelan que esta nube contiene microbios, bacterias y parásitos capaces de provocar afecciones respiratorias como asma, bronquitis e incluso tuberculosis. Esto lo convierte en un fenómeno de interés para la salud pública. Además, sus efectos se extienden al medioambiente, impactando la calidad del aire, secando fuentes de agua y erosionando el suelo. Entender su alcance permite tomar medidas de prevención adecuadas y proteger a las comunidades vulnerables.

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