De un momento a otro, empezó a convulsionar y se desvaneció. La ambulancia llegó después de unos minutos y los trasladaron hasta el hospital Urquiza donde al cabo de media hora, los médicos consiguieron que su corazón volviera a latir tras una sucesión de paros cardíacos.
“Los médicos se sorprendieron y nos dijeron que nos tomáramos un par de horas para confirmar la decisión. Nos hicieron llenar unas planillas, dieron aviso al INCUCAI y le hicieron un test para constatar que fuera COVID negativo, de otra forma no podía efectuarse la donación”.
A las ocho de la noche la pareja confirmó su deseo de transformar tanto sufrimiento en amor. “En medio de tanto dolor, nos dijeron que los análisis habían dado bien y que era compatible con cinco chicos que estaban en lista de espera y que necesitaban con urgencia un trasplante de riñón, hígado y córneas. Pasamos tres días esperando una oportunidad que nunca apareció para Nicanor. Si vos le podés dar esa chance a otra familia, esa que la vida no te dio a vos, sin lugar a dudas este acto te ayuda a sanar”.
“A nosotros nos cuesta mucho contarlo, pero hablarlo sana. Si te cerrás, no salís más. Además, nuestra intención era que, con todo lo que implica la pérdida de un hijo, al donar lo que hace la familia es ganarle a la muerte cinco a uno”.
“Estuvimos los últimos 20 minutos con él antes de que se hiciera la ablación. El hígado y los riñones eran los órganos sobre los que había más urgencia, iban al Garrahan. Las córneas quedaban en la provincia”, indicó.