Jani y Federico Recabarren en la UCA.jpg
Jani y Federico en la universidad que los unió para siempre. Estudiaron Martillero Público.
Gentileza
A partir de ahí, el “hola y chau” se convirtió en charlas más largas, en alguna que otra excusa para volver a verse… y en una mentira piadosa que terminó de sellar el destino.
"Le mentí para volver a vernos", dijo la enamorada
“El tenía mis apuntes y como había desaparecido lo llamé para pedírselos con el pretexto de que una amiga los necesitaba. Pero no era cierto. Lo quería ver… y me dio resultado”, confiesa Jani entre risas.
La primera cita oficial fue el 12 de marzo de 2016. Desde ese día, no se separaron más.
Jani y Federico Recabarren se conocieron en el aula 111 de la UCA.jpg
Año 2016, poco después del civil, se fotografiaron en su aula sagrada, en la UCA sede Mendoza.
Gentileza
“Enseguida me pidió casamiento”, cuenta ella, y el “Sí, quiero” llegó rápido, el 22 de octubre del mismo año. No hubo vestido blanco caminando por los pasillos de la universidad, como tenían planeado, pero sí una promesa que los uniría para siempre.
Una internación de la abuela de Jani cambió los planes de tomarse fotos vestidos de novios en la UCA. Pero el destino, caprichoso como el amor mismo, les regaló una revancha en diciembre de 2024.
Nueve años después se tomaron la foto en el aula 111
“Esa foto nos la sacamos hace poquito, cuando fui a rendir Remates. Él me acompañó a la mesa final y pasamos por el aula donde nos conocimos: la 111. Fue hermoso”, relata ella con ternura.
Hoy, Jani y Fede cumplen nueve años de casados. Son pareja, son socios y son cómplices de vida.
Jani y Federico Recabarren casamiento.jpg
Rumbo al altar, luego de apuntes y horas de estudio. Jani y Federico llevan 9 años de casados.
Gentileza
“Tenemos una inmobiliaria que se llama REDI, por nuestros apellidos. Y además Fede hace trading. Yo, por mi parte, también soy artista visual: he expuesto en varias galerías y ahora estoy preparando una obra que será expuesta en Qatar”, comparte con orgullo.
En la Semana de la Dulzura, la historia de este matrimonio feliz demuestra que el amor puede surgir donde menos uno lo espera: entre apuntes, carpetas prestadas y una excusa cualquiera para volver a verse.