Aun en ese contexto, siempre tuvo un norte claro: quería ser maestra. Y no solo una maestra más, sino la mejor. “Soñaba con ser docente y llegar a directora. Ese sueño me acompañó siempre, incluso en los momentos más difíciles”, afirma.
La llegada al mundo del reciclaje de residuos
Cuando cursaba la secundaria, Daiana conoció a un grupo de trabajadores que daban charlas sobre separación de residuos. Se trataba de lo que más tarde sería la Cooperativa Los Triunfadores, ubicada en Godoy Cruz.
“Era un mundo nuevo para mí, me atrapó el tema del cuidado del planeta. Empecé a trabajar con ellos, primero como cartonera, luego separando basura, cargando camiones, haciendo de todo un poco”, recuerda.
Su jornada era interminable: estudiar, trabajar y ayudar en su casa. “De tanto agacharme la espalda no me daba más. Hasta que apareció la cinta transportadora, que fue un antes y un después. Igual, siempre le metíamos para adelante, todos hacíamos de todo”, relata.
Daiana docente ex cartonera
Daiana es mamá de dos hijos y docente agradecida. "Todo fue perfecto para lograr este presente", sostuvo.
La cooperativa fue mucho más que un empleo. Fue aprendizaje, familia y un espacio donde se forjó su carácter. “Trabajábamos en un galpón. Pasamos de empezar a los ponchazos a organizarnos como cooperativa, con capacitación, indumentaria y mucha voluntad. Yo me ocupaba de la logística, de las planillas, pero jamás me alejé de la cinta transportadora”, dice entre risas.
El golpe más duro, la muerte de su mamá
El 23 de agosto de 2015 la vida le dio el golpe más duro: falleció su mamá. Daiana tenía apenas 19 años y un hermanito bebé a cargo.
“Con 19 me vi obligada a tomar las riendas de la casa. El poco dinero que entraba lo usaba para leche, pañales y garrafas. Nunca pedí ni recibí planes sociales. Salimos adelante como pudimos, pero siempre tuve en claro que tenía que estudiar, que esa era la única salida”, asegura.
La cooperativa se convirtió entonces en su sostén, económico y emocional. Sus compañeros fueron red de apoyo, contención y familia elegida.
Con su sueño intacto, Daiana intentó en varias oportunidades comenzar estudios superiores. Primero se inscribió en la Universidad Nacional de Cuyo, luego en la Universidad de Congreso, en Psicología. Pero las responsabilidades del hogar le hicieron abandonar.
“A veces me ganaba la frustración. Sentía que no podía con todo: trabajar, criar a mi hermanito, estudiar. Pero nunca dejé de intentarlo”, confiesa.
Daiana recuperadora y docente
Daiana junto a otros recuperadores colaborando a construir el nuevo galpón.
La oportunidad apareció cuando le hablaron de un terciario que funcionaba de noche: el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica 9-030 Del Bicentenario, en Godoy Cruz.
“Era una carrera de cuatro años. Me prometí que no iba a demorar más de cinco. Rendí, aprobé y me recibí en el tiempo previsto. Nunca me voy a olvidar la emoción de recibir el título. Fue la satisfacción del deber cumplido y la felicidad de haber llegado a la meta”, asegura con orgullo.
La maternidad como impulso y la docencia como sueño cumplido
En medio del trayecto apareció otra sorpresa: su primer embarazo. Lejos de ser un obstáculo, se convirtió en impulso.
“A Ciro, que tiene 7 años, siempre le cuento mi historia, mis deseos de salir adelante, los obstáculos que atravesé y las razones para levantarme que fui hallando en el camino. Mi embarazo no me frenó, al contrario, me dio más fuerzas para terminar”, relata.
diana era recuperadora urbana y hoy es docente aqui de atras
Daiana, de espaldas, en el centro, trabajando duro como siempre. "La cinta transportadora nos cambió la vida", recuerda.
Hoy, también mamá de Sofía, de un año y medio, combina la maternidad con la docencia y la vida familiar, convencida de que cada etapa suma aprendizaje.
La docencia, una “curita al alma”
En 2021, recién recibida y en plena pandemia, Daiana se postuló como maestra suplente en la Escuela Padre José Müllner, en Villa Hipódromo, Godoy Cruz.
“Fui corriendo porque sabía que necesitaban docentes. Ese año fue tan intenso y hermoso con los chicos que los padres presentaron una nota pidiendo que me quedara. Creo que eso tuvo muchísimo que ver en que hoy siga allí. Soy feliz, disfruto cada mañana de empezar el día con mis alumnos. Para mí la docencia es todo, es una curita a mi alma”, dice emocionada.
Daiana no solo enseña contenidos: transmite valores. “Les hablo mucho del cuidado del planeta, de la importancia de reciclar, de separar los residuos. En mi casa es ley: todo lo orgánico va al compost. Me sale natural porque lo viví tantos años que es parte de mí”, explica.
Los sueños y los obstáculos tras una vida reciclando y separan los residuos
A lo largo de la charla, Daiana repite una idea que se ha vuelto su lema de vida: los sueños están para cumplirse, no para rendirse.
“Yo te digo que valió la pena todo. No cambiaría nada porque cada momento me enseñó algo. Los sueños no son para dejarlos en la nada. Y los obstáculos, muchas veces, aparecen cuando más cerca estamos de concretarlos. Hay que verlos como aprendizaje, no como señales de que hay que abandonar”, asegura.
Y agrega un consejo para quienes atraviesan situaciones adversas:
“Si es necesario, pidan ayuda. No se encierren. Muchas veces necesitamos empujones, consejos, abrazos. Todo eso te devuelve energía para volver a enfocarte en el sueño que querés cumplir”.
Un agradecimiento a la cooperativa Los Triunfadores
Daiana no olvida a quienes la acompañaron en el camino: la directora del jardín Arco Iris, Liliana Sevilla, su amiga Cristina Sagnier, y tantos compañeros de la cooperativa.
“Fueron y son parte de mi historia. Siempre estuvieron para aconsejarme, para escucharme, para trabajar codo a codo. Nunca reniego de nada, agradezco cada etapa y cada persona que me enseñó algo”, dice.
La maestra que inspira y brinda valores
Hoy, a cinco años de haberse recibido, Daiana es mucho más que una docente. Es un ejemplo de esperanza.
“Estoy convencida de que la perseverancia es la base del éxito. Que la prioridad debe ser el estudio, aunque la vida no te la haga fácil. Yo estoy feliz, con mis alumnos, con mis hijos y con mi historia. Siento que los sueños se cumplen, pero siempre hay que trabajar por ellos”, concluye.