Guerra nuclear: Aunque los esfuerzos por evitar la proliferación de armas nucleares han sido constantes, el riesgo de un conflicto nuclear sigue siendo una amenaza latente. En caso de un enfrentamiento nuclear a gran escala, los países con grandes arsenales nucleares, como Estados Unidos, Rusia y China, serían los principales actores involucrados. Además, las consecuencias de un invierno nuclear, donde el polvo y las partículas lanzadas a la atmósfera bloquean la luz solar, podrían hacer inhabitable gran parte del planeta.
Pandemias globales: Si bien el mundo acaba de salir de la crisis del COVID-19, las enfermedades infecciosas continúan representando una amenaza. Un patógeno más mortal y contagioso podría llevar a una crisis sanitaria global que alterara las sociedades. Países con sistemas de salud débiles, como India o África Subsahariana, serían los más vulnerables en un escenario de esta naturaleza.
Desastres naturales extremos: Terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas catastróficas también podrían causar destrucción a gran escala. Las zonas sísmicamente activas, como Japón, Chile o Indonesia, tienen un mayor riesgo de sufrir estos desastres. Si bien estos eventos son impredecibles, los científicos están trabajando para mejorar los sistemas de alerta temprana.