Según la psicología: por qué las personas se sienten más tristes y nostálgicas durante los meses de frío
María Laorden, neuropsicóloga especialista del equipo clínico de ATAM, explica que los meses de frío suelen ser más desafiantes para la salud mental debido a la disminución de las horas de sol y las bajas temperaturas. Cuando estas características están más acentuadas se puede producir lo que se conoce Trastorno afectivo estacional.
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Los principales síntomas del trastorno van desde la sensación de apatía hasta la tristeza y decaimiento sin explicación aparente. Las personas que experimentan esta situación suelen tener niveles de energía más bajos, falta de interés en las actividades, exceso de sueño y más horas de descanso de lo habitual.
Además, la psicología explica que también puede aparecer una dificultad para mantener la atención o concentración en las tareas diarias de la vida. A su vez, las personas pueden tener pensamientos de culpa, inutilidad e infravaloración.
Todos estos síntomas se ven reflejados en un aislamiento y reducción de la interacción social que afecta directamente el bienestar emocional y salud mental de la persona. Uno de los principales responsables de ello es la serotonina, el neurotransmisor asociado al bienestar y la felicidad. La exposición a la luz solar favorece su producción.
Un estudio realizado en 2020 demostró que las personas experimentan más síntomas de depresión durante los días nublados, lluviosos o fríos. Esto puede afectar la producción de serotonina y fomentar el desarrollo de síntomas como fatiga, cambios de apetitos y falta de energía.
¿Es posible evitar el trastorno afectivo estacional? Qué dice la psicología sobre las personas que se sienten más tristes en el invierno
No es necesario preocuparse. Más allá de un trastorno, esta condición puede afectar a muchas personas de forma leve con el cambio estacional. Es importante mantener una rutina regular en los hábitos y tareas diarias, según lo explica la psicología.
Además, el ejercicio y la rutinas de actividad física ayudan. Por otra parte, es imprescindible priorizar y organizar los intercambios sociales con otras personas. La calidad y cantidad de conexiones sociales impactan directamente en la salud mental. Finalmente, la alimentación saludable y nutritiva son importantes para la salud en general y el bienestar mental.