Tomar o escoger una palabra al día es una oportunidad para afrontar los obstáculos y llevar a cabo los objetivos diarios con más ganas y energía. Cuando el día comienza, puedes tomar nota de aquello que deseas conseguir y, al finalizar la jornada, puedes agradecer por las cosas buenas.
Hoy te voy a compartir algunas curiosidades sobre el idioma sueco y vas a conocer una de sus palabras más hermosas y llamativas. Continúa leyendo para descubrir qué significa la palabra "Lagom" y cómo puede acompañar tu día.
El sueco es un idioma hablado principalmente en Suecia y en ciertas zonas de Finlandia. Esta lengua es muy hermosa y posee una historia interesante. El idioma sueco forma parte de las llamadas lenguas germánicas del norte y comparte características con el noruego y el danés.
Este idioma está compuesto por 29 letras y dos géneros gramaticales. Contiene términos largos y palabras compuestas muy extensas. Originalmente, el sueco fue el idioma hablado por los vikingos que poblaron la región y fue evolucionando hasta convertirse en el idioma moderno actual.
Lagom es una palabra utilizada en el idioma sueco para describir un estilo de vida que busca alcanzar la felicidad a través de la aceptación.
¿Qué significa esto? La palabra lagom describe a una persona que busca un estilo de vida equilibrado entre lo suficiente y lo esencial, aprender a vivir con lo justo y necesario.
Ni demasiado poco, ni en exceso. Lagom propone un estilo de vida basado en el placer de compartir y en la moderación de las cosas para alcanzar la felicidad, placer y bienestar sin necesitar de más. Esta palabra propone el disfrute de lo cotidiano, del presente y evitar los lamentos por las cosas que no podemos cambiar.
Esta palabra del idioma sueco puede ser un recordatorio en tu día a día para hacer una pausa, contemplar lo que tienes y soltar aquello que no puedes poseer.
La palabra Lagom propone marcar un equilibrio en la vida, entre lo esencial y lo necesario. Puede ser la señal que buscabas para equilibrar la vida profesional con la personal, equilibrar los alimentos, los excesos, aquello que das en tus relaciones personales, equilibrar el uso de pantallas e incluso reflexionar sobre tu relación con la naturaleza.