Las enseñanzas de los textos clásicos y religiosos siguen siendo motivo de reflexión porque ofrecen respuestas profundas a problemas universales. Una de las frases más conocidas, pero también más malinterpretadas, es la invitación a “poner la otra mejilla”. Te contamos qué significa.
La frase que todos malinterpretamos: qué significa realmente "poner la otra mejilla"
La frase proviene del Evangelio de Mateo (5:39), donde Jesús enseña: “Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra”. Durante siglos, esta frase se ha interpretado, de manera literal, como un llamado a aceptar pasivamente la violencia o la injusticia.
Sin embargo, estudios de teología e historia muestran que el verdadero sentido no es la sumisión, sino la resistencia no violenta. En el contexto cultural del siglo I, dar una bofetada en la mejilla derecha era un gesto de humillación más que de agresión física. Responder ofreciendo la otra mejilla significaba, en realidad, negarse a ser rebajado y devolver la dignidad frente al agresor sin recurrir a la violencia.
La vigencia de esta frase en la vida moderna
“Poner la otra mejilla” no significa soportar abusos sin defenderse, sino romper el ciclo de violencia. Frente al insulto o la agresión, la respuesta no es devolver el golpe, sino asumir una actitud firme que impide que la ofensa cumpla su propósito: degradar al otro.
Este enfoque conecta con principios de la filosofía estoica, que valoraba el autocontrol y la capacidad de responder desde la razón, no desde la ira. La verdadera fuerza no está en la represalia, sino en mantener la calma y la dignidad frente a la injusticia.
Hoy, esta enseñanza sigue siendo un llamado a actuar con inteligencia y fortaleza en situaciones de conflicto. “Poner la otra mejilla” no significa permitir abusos ni renunciar a la justicia, sino elegir la dignidad sobre la venganza.






