Mac Gregor, el mayor estafador de la historia
El mayor estafador de la historia
Se hizo soldado de la Armada Británica con 16 años. Sirvió a partir de marzo de 1803 en el regimiento 57, y fue promovido en febrero de 1804 a teniente. Cuando Simón Bolívar, en misión diplomática, visitó Londres en 1810 para reclutar oficiales para su armada, MacGregor entró a servir con el grado de coronel y viajó a finales de 1811 a Venezuela al tener veleidades de naturalista, interesándose por conocer el ambiente y las costumbres. Para 1820 ya estaba de regreso en Londres donde comenzaron sus mentiras.
Con un notable carisma y habilidades de persuasión, se autoproclamó "Príncipe de Poyáis", supuestamente un territorio fértil y rico en recursos ubicado en Centroamérica.
Un país falso, con bandera, mapas y hasta moneda propia
Según datos que aporta el sitio Britannica, para dar credibilidad a su historia, MacGregor creó mapas detallados, una bandera, títulos de propiedad y hasta una moneda propia. Prometía tierras fértiles listas para ser cultivadas y grandes depósitos de oro, lo que atrajo a cientos de inversores y colonos europeos en busca de oportunidades.
Poyais el país que era una farsa
Creo monedas, papeles y documentos falsos para vender un país que no existía en verdad
Con dos préstamos de 200.000 libras cada uno, el militar estafador pudo anunciar a los posibles colonos terrenos de hasta 227 hectáreas, que podían dividirse en parcelas más pequeñas a precios bajísimos, lo que potencialmente le reportaría cientos de miles de dólares en ganancias.
La estafa no se limitaba a promesas verbales. MacGregor organizó viajes completos hacia Poyáis. Las familias que partieron en barcos hacia el supuesto país entre 1822 y 1823 se encontraron, tras semanas de travesía, con una realidad devastadora: Poyáis no existía. Muchos murieron por enfermedades o hambre mientras esperaban ser rescatados en tierras desconocidas de la actual Belice.
La estafa de Gregor MacGregor dejó una enorme cantidad de víctimas. Además de los colonos, numerosos inversionistas perdieron su dinero tras comprar títulos de propiedad falsos y dejó a humildes inmigrantes sin un futuro a la vista. Aunque fue juzgado en Londres en 1827, MacGregor logró ser absuelto gracias a sus dotes de oratoria y la falta de pruebas concluyentes.
El estafador continuó lucrando promoviendo Poyais hasta finales de la década de 1830, cuando retiró el plan. Para entonces, había sido recibido de regreso en Venezuela con una pensión por su servicio militar, lo que le permitió vivir el resto de sus días como príncipe de Poyais.