Un sistema social que duró siglos en China
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El estudio llegó a un resultado inesperado para China.
Esta comunidad de agricultores cultivaba mijo en la costa noreste de China entre los años 2750 y 2500 antes de Cristo. Durante 250 años mantuvieron un sistema donde las madres transmitían la identidad familiar a sus hijos. El análisis genético mostró que todos los individuos del cementerio norte portaban el haplogrupo mitocondrial M8a3, mientras que 44 de los 46 individuos del cementerio sur tenían el haplogrupo D5b1b.
Los datos revelan que hombres y mujeres de todas las edades fueron enterrados según sus clanes maternos natales, no junto a sus cónyuges o parientes paternos. Esta organización se mantuvo estable durante generaciones, lo que indica que no fue un arreglo temporal sino una estructura social profundamente arraigada. La arqueología molecular permite ver cómo funcionaba realmente esta sociedad matrilineal.
Mientras los linajes paternos mostraban gran diversidad, las líneas maternas permanecían discretas y bien definidas. La comunidad practicaba endogamia, con matrimonios repetidos dentro del grupo más amplio pero sin evidencia de uniones entre parientes cercanos. Esto produjo una población efectiva pequeña, estimada entre 200 y 400 individuos, a pesar de la proximidad del sitio a otros asentamientos de la cultura Dawenkou.
Desafiando las ideas sobre el pasado
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Se encontraron casi una decena de tumbas en China.
Los hallazgos contradicen la suposición de que la organización patrilineal era universal entre las sociedades neolíticas. La mayoría de estudios de ADN antiguo identificaron estructuras patrilineales y patrilocales, particularmente en Eurasia durante el Neolítico y la Edad de Bronce. Los análisis de cementerios prehistóricos en Europa y Asia vincularon repetidamente la descendencia masculina con patrones donde las mujeres se mudaban a las comunidades de sus esposos.
Este descubrimiento en China representa el segundo caso confirmado genómicamente de una sociedad matrilineal, después de un linaje de élite en Chaco Canyon, América del Norte. También se propusieron indicaciones tentativas de matrilinealidad en la Bretaña de la Edad de Hierro y entre las élites celtas del sur de Alemania, aunque no se alcanzó consenso sobre estos casos. La investigación, publicada en Nature, abre nuevas preguntas sobre la diversidad de organizaciones sociales en el pasado y sugiere que tales sistemas pudieron ser más extendidos de lo que se reconocía anteriormente.