Historias de vida

Kyara, la niña de Uspallata que venció sus miedos y ganó una beca que cambiará su futuro para siempre

Tiene 12 años, vive en el barrio Valle Hermoso de Uspallata y fue seleccionada para la prestigiosa beca General Espejo, otorgada por la Fundación Liceísta de Cuyo

Kyara Milena Guajardo vive en el barrio Valle Hermoso, en Uspallata, un punto de montaña donde la vida se despliega entre distancias largas, inviernos intensos y oportunidades que a veces parecen demasiado lejos. Tiene 12 años, cumple 13 el próximo 10 de diciembre, y cursa séptimo grado en la Escuela 1-722 La Fundición. Pero su nombre hoy resuena en toda la comunidad por un motivo que la emociona, la enorgullece y le abre un camino nuevo: acaba de ser seleccionada para la beca General Espejo, que otorga cada año la Fundación Liceísta de Cuyo a estudiantes de Uspallata y alta montaña con destacado rendimiento académico.

Kyara Guajardo certificado
Kyara se preparó con esfuerzo. La noticia fue una alegría: tendrá todos los gastos cubiertos para estudiar el año que viene en el Liceo Militar General Espejo.

Kyara se preparó con esfuerzo. La noticia fue una alegría: tendrá todos los gastos cubiertos para estudiar el año que viene en el Liceo Militar General Espejo.

La beca le permitirá ingresar al Liceo Militar General Espejo, una institución que su familia jamás habría podido afrontar económicamente. El beneficio cubre todos los gastos: traslado, albergue, alimentación, uniforme, materiales de estudio y acompañamiento durante los años que dure su educación secundaria. Para Kyara, esto no es solamente una ayuda económica. Es el comienzo de un sueño largamente esperado.

En su casa viven solo tres: ella, su mamá, Natalia, y su hermano mayor, Lautaro, de 18 años. Una familia pequeña, pero unida, que entendió desde el primer día que la educación podía ser el puente hacia un futuro distinto.

La noticia de la beca: miedo, alivio, orgullo

Cuando la noticia llegó, Natalia lo recuerda como un torbellino: mezcló miedo, alivio, orgullo y una emoción que no le cabía en el pecho. “Estábamos esperando las buenas y las malas noticias, porque no sabíamos si iba a quedar o no”, cuenta. “Ella se preparó muchísimo. Desde que nos mandaron toda la información fue un desafío enorme. Buscamos una maestra particular, la directora también la ayudó. Estudiaba todos los días: de 8 de la mañana a 3 de la tarde en la escuela y de 4 en adelante con la profesora. No paraba un segundo”, repasa.

Kyara no fue la única interesada. Ese mismo día se presentaron otros cuatro estudiantes de la Escuela 1-733 Mauelturata. Pero el año sostenido de trabajo, la disciplina y la constancia marcaron la diferencia. La docente Graciela Morales explicó que el proceso incluye la preparación de cuadernillos de Lengua y Matemática y un riguroso examen académico y psicológico. El año pasado, otro alumno de La Fundición también logró la beca, y este segundo reconocimiento consecutivo volvió a llenar de orgullo a toda la comunidad educativa.

Pero más allá del esfuerzo académico, hay algo en la historia de Kyara que late con una fuerza especial. Su mamá lo resume así: “Es una nena que quiere saberlo todo. Nunca se queda con dudas. Le encanta aprender, conocer, estudiar. Este fue uno de sus mejores años. Salió abanderada provincial y hace poquito ganó el primer puesto en un concurso literario”. Ganó una bicicleta.

kyara guajardo familia
Junto a su mamá Natalia y su hermano Lautaro. "Nunca hubiese podido afrontar ese gasto, por eso estamos emocionados con la beca", reconoció su mamá.

Junto a su mamá Natalia y su hermano Lautaro. "Nunca hubiese podido afrontar ese gasto, por eso estamos emocionados con la beca", reconoció su mamá.

En otro concurso también se destacó y dejó un texto que hoy parece una declaración de principios. Se titula “Enfrenta tus miedos”, y demuestra que la infancia no está reñida con la profundidad, la reflexión y la capacidad de mirar la vida con una madurez sorprendente. Kyara cuenta allí que fue siempre tímida y que hablar frente a muchas personas la paralizaba. Que sentía el ruido, las miradas y el corazón latiéndole tan fuerte que parecía estallar. Pero también cuenta que pensaba en San Martín y en cómo cruzó los Andes con esperanza y sacrificio. Esa imagen la acompañó cuando tuvo que hablar frente a toda la escuela. Sintió pánico, pero respiró y habló. Tembló, pero no se rindió. Descubrió algo que llevaría para siempre: que la libertad también se conquista en los gestos pequeños, cuando una niña vence sus propios miedos.

Ese texto habla de ella más que cualquier descripción. De su forma de mirar el mundo, de la sensibilidad con que enfrenta las dificultades, de esa mezcla entre temblor y coraje que define a quienes, aun con miedo, avanzan.

"La beca es más que un logro académico", dijo su mamá

Para Natalia, la beca es mucho más que un logro académico. “Es algo que sinceramente no podría haber pagado sola. Soy madre soltera y estudiar ahí es muy costoso. La beca cubre todo. Todo. Y eso cambia por completo nuestro futuro”. Lo dice con un orgullo quieto, con una emoción honesta. Habla del esfuerzo de su hija, pero también del suyo: del sacrificio de cada tarde, de la búsqueda de profesores, del acompañamiento silencioso que sostiene cada paso.

Kyara, mientras tanto, ya está ansiosa por empezar. Se ilusiona con la secundaria, con nuevos compañeros, con la vida en el albergue, con la rutina estricta del colegio militar, con la posibilidad de aprender más de lo que jamás imaginó. Esa expectativa es, de algún modo, la mejor recompensa.

Kyara Guajardo
La niña, de 12 años, tendrá una nueva vida en el albergue, con la rutina estricta del colegio militar y la posibilidad de aprender más de lo que jamás imaginó.

La niña, de 12 años, tendrá una nueva vida en el albergue, con la rutina estricta del colegio militar y la posibilidad de aprender más de lo que jamás imaginó.

La beca General Espejo es, desde hace años, una oportunidad clave para los chicos y chicas de montaña que buscan un futuro distinto. Uspallata y alta montaña viven realidades únicas, marcadas por la distancia, el frío, la falta de transporte y las pocas opciones educativas de nivel secundario en la zona. Por eso el trabajo de la Fundación Liceísta de Cuyo es tan valioso: abre puertas reales, concretas, a quienes muchas veces no tienen más que la fuerza de sus ganas.

El director de la Fundación Liceísta: "Una oportunidad al mérito para chicos en situación de vulnerabilidad social"

La Fundación Liceísta de Cuyo, integrada por ex cadetes del Liceo Militar General Espejo, beca a alumnos de alta montaña en situación de vulnerabilidad social, para cursar el secundario en ese instituto.

El director de la fundación, José Luis Domenech, dijo que los postulantes deben aprobar el examen de ingreso, y, entre ellos, obtener el mayor puntaje. "Se trata de dar una oportunidad al mérito y una ayuda a la vulnerabilidad. La beca abarca matrícula, cuota mensual en régimen de internado, uniformes, útiles, libros y transporte. Recientemente hemos otorgado la quinta beca. El programa becario sigue los lineamientos del convenio vigente entre la fundación y la Dirección General de Escuelas de Mendoza, y los aportes provienen de liceístas comprometidos con nuestros objetivos", indicó.

Kyara tiene claro lo que quiere. Quiere seguir estudiando, crecer, conocer, aprender más de lo que le enseñan. Sueña con un futuro mejor y sabe que la educación es, para ella, la mejor herramienta. Su historia no es solo la historia de una beca ganada, sino la historia de una niña que, al igual que en su texto, decidió enfrentar sus miedos, respirar profundo y avanzar.

Su mamá lo dijo de un modo simple y hermoso: “Ella decidió qué es lo que quería. Y ahora llegaron los buenos resultados”.

Hoy Uspallata guarda la historia de una niña que se animó a cruzar sus propios Andes. Y que, con apenas 12 años, ya sabe que la valentía empieza cuando una decide no rendirse.

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