Federico Cantú es un mendocino que tiene 23 años de vida, y lleva tres y medio inmerso en una actividad inusual: el slackline (algo así como "cuerda floja"), de gran afinidad con el montañismo, pero que también tiene su variante urbana.

La última "salidita" de Fede fue para hacer highline, la modalidad más espectacular del slackline, al Cajón de Arenales, al Oeste del Manzano Histórico, en Tunuyán. Allí, en la zona de la Aguja Campanile, con otros siete chicos del Club de Slackline Mendoza tendieron una línea de 110 metros, a 50 de altura y atravesaron el vacío para unir las agujas Testa y El Martillo, caminando sobre un soga. Casi nada...

¿Qué es el slackline y el highline?

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El slackline tiene mucho que ver con esas pruebas de "cuerda floja" que hemos visto en la antigüedad (y no tan lejos en el tiempo), y cuenta con modalidades como el Highline, Higline Alpino (más practicado en Mendoza), Speedline o Waterline.

"El slackline es un deporte de montaña, aunque también tiene su versión urbana. Lo practicamos deportivamente y sacándole el componente circense" "El slackline es un deporte de montaña, aunque también tiene su versión urbana. Lo practicamos deportivamente y sacándole el componente circense"

Fede Cantú, campeón mundial de Slackline

Federico Cantú, un campeón mundial

La altura no es algo que asusta a Fede, quien participó en noviembre del 2017 en el equipo que logró el récord argentino de longitud en la modalidad Highline. Allí la cuerda estuvo anclada entre las torres Madero Harbour, en Puerto Madero, Buenos Aires, con una extensión de 160 metros y a una altura de 80 metros.

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Respecto a logros, este joven estudiante en la UNCuyo, basta decir que es campeón mundial de la categoría Longline, coronándose en el Mundial de Chile 2017. También resultó tercero en China, con equipo sudamericano, en la modalidad Waterline.

La seguridad ante todo

Sacando el morbo que generaba a esos equilibristas o funanbulistas que intentaban hazañas como las de Philippe Petit, que unió las  desaparecidas  Torres Gemelas en 1974, los cultores del slackline le apuestan a la seguridad. "Usamos arneses y elementos redundantes (duplicados o triplicados) para evitar accidentes. Siempre practicamos con arneses vinculados a la cinta (línea sobre la que caminan). Es una decisión personal si alguien quiere sacárselo, pero lo habitual es usar elementos de seguridad", explica Cantú.

Además el slackline se practica normalmente a 1 metro del piso, y de ahí la diferencia con el highline, que es de altura.

Respecto a los valores de los elementos, Fede, que se inició de la mano del pionero Marcelo Contreras, explica: "Los equipos son caros. Pero se compran una vez y sirven para siempre, es una inversión. Pero al practicarse en grupo, compartimos equipos y se prestan elementos".

El Club de Slackline Mendoza

"Aprender este deporte es más fácil de lo que parece, ya que se empieza desde cero y cualquier persona es bienvenida, sin límite de edad. Se progresa rápido y se hacen prácticas sobre zanjones y lugares así. Nos juntamos en todas las semanas en el Prado Español (Parque General San Martín), y los fines de semana hacemos salidas a la montaña", explica el deportista, que lidera el club que tiene más de 30 socios activos.

"Mendoza tiene un nivel muy alto en este deporte. Es la provincia con más actividad en Argentina y una de las líderes en Sudamérica", informó Fede.

En estos momentos los amantes de esta actividad asociada al montañismo, se preparan para el Festival Argentino de Highline a realizarse en Semana Santa (18 al 21 de abril) en Capilla del Monte, Córdoba.

Allí participarán equipos de cinco integrantes, demás el mendocino, de Neuquén, Rosario, Buenos Aires y los locales.

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