La fidelidad exclusiva como modelo único de pareja se tambalea frente a nuevos hallazgos científicos. Un revolucionario estudio internacional analizó datos de miles de relaciones en diversos países, incluida Australia, y llegó a una conclusión sorprendente: las relaciones no monógamas consensuadas muestran índices de satisfacción equiparables a las monógamas tradicionales.

Durante décadas, la sociedad promovió un mensaje claro. Desde cuentos infantiles hasta programas como "The Bachelor", la narrativa permanece intacta: encontrar a "tu media naranja" representa el ideal romántico indiscutible. Sin embargo, la ciencia ahora cuestiona esta premisa con evidencia empírica contundente.

El mito de la superioridad monógama

El trabajo de investigación denominado "El mito de la superioridad monógama" demolió creencias arraigadas sobre cómo deben funcionar las relaciones afectivas. "Por años, las personas asumieron que la monogamia (el compromiso romántico y sexual exclusivo con una persona) representaba el estándar de oro", señala el estudio.

Refuerza constantemente esta idea la cultura popular. Las películas terminan típicamente con una pareja caminando hacia el atardecer para vivir felices por siempre. Esta representación poco diversa genera lo que los científicos denominan "el mito de la superioridad monógama": la creencia de que las relaciones monógamas son más satisfactorias y estables.

Producciones como "Wanderlust" o "You Me & Her" muestran relaciones no tradicionales como caóticas y destinadas al fracaso, perpetuando prejuicios notables. Esta representación sesgada contradice los resultados del reciente análisis, que examinó dimensiones como intimidad, pasión, confianza y felicidad general.

Revela ahora la ciencia que el secreto de las relaciones satisfactorias no radica en la exclusividad aunque sí en la honestidad, comunicación y acuerdo mutuo, independientemente del número de personas involucradas.

Formas diversas de amar

Modelos alternativos de relación adoptan múltiples formatos, según revela la investigación. Comparten un elemento fundamental: todos los participantes acuerdan explícitamente que mantener vínculos románticos o sexuales con otras personas está permitido.

El estudio identifica varios modelos: relaciones abiertas (donde las parejas pueden tener encuentros sexuales con otros mientras mantienen un fuerte vínculo emocional); poliamor (múltiples relaciones románticas simultáneas); "monogamish" (parejas principalmente monógamas que permiten cierta actividad sexual con otros bajo límites consensuados); y swinging (intercambio de parejas en entornos sociales).

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Las parejas no tradicionales dan la misma satisfacción que las no tradicionales, según un estudio.

Las parejas no tradicionales dan la misma satisfacción que las no tradicionales, según un estudio.

"Estas dinámicas típicamente involucran conversaciones detalladas sobre valores, necesidades y límites", explica la investigación. Como resultado, las personas en estos vínculos frecuentemente reportan niveles más altos de confianza y comunicación.

La infidelidad, principal causa de ruptura en relaciones monógamas, se redefine en estos contextos. Mientras el engaño en relaciones tradicionales puede destrozar la confianza, las relaciones no monógamas incorporan la apertura en su estructura básica.

Persiste discriminación para quienes eligen estos modelos alternativos. Las parejas no monógamas enfrentan estigma social y barreras sistémicas, mostrándose menos propensas a revelar su estatus relacional a médicos, terapeutas o empleadores por temor al juicio.

Satisfacción más allá de los modelos

El hallazgo más relevante de la ciencia en este ámbito desmiente otro estereotipo: las personas en relaciones no monógamas reportan el mismo nivel de satisfacción independientemente de su orientación sexual.

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Ataca esta investigación otro prejuicio habitual: que la no monogamia constituye una "elección de estilo de vida" para personas LGBTQIA+, en lugar de una preferencia relacional legítima. El estudio demuestra que este modelo funciona igualmente bien para heterosexuales.

Los investigadores destacan que estos hallazgos no sugieren que todos deban adoptar la no monogamia; la monogamia funciona perfectamente para muchas personas. Lo que la ciencia revela es que la satisfacción en la pareja no depende de la exclusividad sino de sentirse visto, apoyado y alineado en valores.

Abre perspectivas importantes esta investigación para profesionales de la salud, educadores y legisladores. Reconocer las relaciones no monógamas consensuadas puede reducir el estigma, mejorar el acceso al apoyo y promover el bienestar en todo tipo de parejas.

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