Con este consejo, nos hace entrar en razón sobre la tendencia a querer imponernos o demostrar que estamos en lo correcto, incluso a costa de nuestro bienestar emocional. En la vida diaria, muchas personas se enfrentan a discusiones innecesarias, conflictos de ego o situaciones en las que, si bien podrían ganar con argumentos, perderían algo mucho más valioso, que es la tranquilidad y la armonía personal.
¿Qué significa y cómo aplicarlo a la vida diaria?
Lo cierto es que no toda pelea o lucha vale la pena y que la felicidad no siempre está del lado de la razón. A veces, insistir en tener la última palabra puede llevar a rupturas, estrés o desgaste emocional. Aplicarlo a la vida implica hacer una pausa antes de entrar en un conflicto, preguntarse si realmente es importante tener razón o si lo más sabio es elegir la paz.
En una discusión de pareja, por ejemplo, es mucho más saludable priorizar el entender y empatizar con el otro que demostrar quién tiene la razón. En el ámbito laboral o familiar, muchas veces ceder no significa debilidad por no luchar, sino madurez emocional. Saber cuándo hablar, cuándo callar y cuándo soltar es una forma de cuidar nuestra salud mental y nuestras relaciones.
Al parecer la vida se trata de eso: ¿prefieres tener razón o prefieres estar en paz? Porque, como señala el psicólogo, vivir feliz no se trata de ganar discusiones, sino de elegir batallas con sabiduría. Y eso, al final del día, puede ser lo que marque la diferencia entre vivir en conflicto e infeliz o vivir feliz y tranquilo/a.