Cuando pensamos en la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., la imagen que viene a la mente es la de Pompeya congelada en el tiempo. Los moldes de las víctimas cuentan una historia de destrucción total. Pero, ¿qué pasó con la gente que logró huir? Un nuevo estudio sigue el rastro de los supervivientes de ese terrible volcán.
El profesor Steven Tuck, de la Universidad de Miami, dedicó años a buscar a estas personas. Al principio, él suponía que encontraría a unos pocos ricos que abandonaron todo. La realidad lo sorprendió: encontró cientos de personas de clase media e incluso muy pobres que escaparon y dejaron huella en otros lugares.
La gran huida de las ciudades condenadas
El Vesubio no explotó de forma instantánea. Plinio el Joven, un testigo a la distancia, cuenta que la erupción comenzó cerca de la 1 de la tarde. Una lluvia de ceniza y piedra pómez cayó durante unas 18 horas, especialmente sobre Pompeya por los vientos.
Herculano, otra ciudad cercana al volcán, tuvo un destino inicial diferente. Casi no recibió cenizas durante esas primeras horas, aunque sí sufrió muchos terremotos. Sus habitantes tuvieron casi un día para salir antes de que llegara la primera oleada piroclástica que arrasó la ciudad.
La respuesta del gobierno romano fue rápida. Hubo una operación de rescate masiva con la principal flota de la Armada Romana. El propio Plinio cuenta cómo su tío lanzó los buques de guerra para intentar salvar a la gente atrapada cerca del Vesubio. Es una historia realmente extraordinaria.
Tuck investigó lo que él llama "evidencia por ausencia". En Pompeya, por ejemplo, el 98% de los santuarios familiares estaban vacíos. La gente tomó las estatuillas de sus dioses. Las cajas fuertes estaban abiertas y vacías, y todos los caballos y barcos desaparecieron.
Reiniciar la vida lejos del volcán
Rastrear a los supervivientes es posible porque los romanos usaban apellidos persistentes. Un ejemplo claro es la familia Umbricius de Pompeya. Tenían un apellido poco común y se dedicaban a fabricar garum, una popular salsa de pescado.
Esta familia reaparece poco después de la erupción en Puteoli, una ciudad al otro lado del Vesubio. Allí reiniciaron su negocio. Las nuevas etiquetas de su salsa cambian: en lugar de "hecho por Aulus Umbricius en Pompeya", ahora dicen "hecho por Puteolanus", el nombre que le pusieron a su hijo nacido allí.
El historiador también encontró relatos conmovedores. Una familia pobre que escapó, los Masuri, adoptó a un niño llamado Avianus Felicio. Este niño era claramente un huérfano de su comunidad que lo perdió todo por el volcán. Esta historia muestra cómo se apoyaron mutuamente en plena crisis.