Normalmente, los sitios Chatelperronienses contenían herramientas de hueso y adornos hechos con dientes de animales. Las cuentas de concha recién encontradas, sin embargo, representan una forma de expresión simbólica sin precedentes en este contexto cultural. Estas joyas sugieren que la gente de esta era experimentaba con nuevos materiales y formas de ornamentación.
estudio joyas
Los investigadores que realizaron el descubrimiento estudiaron las joyas exhaustivamente.
Uno de los debates más antiguos en la arqueología prehistórica se refiere a la identidad de los artesanos Chatelperronienses. ¿Crearon estos adornos los neandertales adoptando nuevas prácticas o los primeros Homo sapiens que introdujeron sus tradiciones simbólicas?
El descubrimiento de Saint-Césaire añade una prueba fundamental a este debate. Sugiere un contacto cultural, una transmisión o incluso una coexistencia entre los dos grupos humanos.
Un verdadero taller de fabricación
Las excavaciones en La Roche-à-Pierrot sacaron a la luz docenas de conchas de Littorina obtusata perforadas. Algunas no estaban trabajadas y otras mostraban rastros de pigmento y perforación. La ausencia de marcas de desgaste en ciertas perforaciones, junto con la presencia de conchas sin perforar, indica que no se trataba de una simple colección de adornos, sino de un auténtico taller donde se fabricaban joyas.
La materia prima también muestra detalles interesantes sobre la movilidad y el comercio. Este dato es de gran interés para la arqueología, ya que las conchas procedían de la costa atlántica, situada a unos 100 kilómetros de Saint-Césaire en aquella época. Los pigmentos provenían de yacimientos a más de 40 kilómetros de distancia.
Tales distancias sugieren la existencia de redes comerciales de largo alcance o una importante movilidad humana durante este período en Europa. Otros artefactos encontrados en el yacimiento incluyen herramientas de piedra típicas de los neandertales y restos de animales cazados como bisontes y caballos.