Lo concreto es que los analgésicos -habitualmente se apela al Ibuprofeno, al Paracetamol o una aspirina- no deberían tomarse sin razón alguna incluso a modo de prevención frente a futuros malestares que ni siquiera se sabe si existirán. Los efectos adversos de una vacunación, claramente, se sentirán después de la vacunación, y no en todas las personas. Y lo aconsejable es apelar a un calmante sólo si es necesario porque la vacuna provocó fiebre, dolor muscular, fatiga o cefalea. Hacerlo antes y por las dudas no tiene asidero. Lo dicen los epidemiólogos, los expertos, los profesionales de la salud.
No obstante, es una realidad que esto ocurre e incluso las autoridades sanitarias de diversas jurisdicciones del país han tomado conocimiento de que esta decisión de tomar analgésicos antes de la vacuna se está aplicando en menores cuyos padres temen que sus hijos sufran después de haber sido vacunados.
"No se debe tomar estos medicamentos antes de vacunarse a menos que el médico lo indique, ya que podrían disminuir la eficacia de la vacuna" dijo días atrás Gregory Poland, experto en Enfermedades Infecciosas de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, y director del Grupo de Investigación de Vacunas de Mayo Clinic.
En una nota publicada por el portal Infobae la directora de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos explicó que "las vacunas funcionan básicamente engañando al cuerpo, haciéndole creer que tiene un virus para que prepare defensas contra él. Su aplicación puede generar efectos adversos leves normales y esperables. Pero no en todos los vacunados. Estos síntomas significan que su sistema inmune está acelerándose y que la vacuna está funcionando”.
El mismo portal consultó a Lautaro de Vedia, infectólogo que presidió la Sociedad Argentina de Infectología, quien aseguró: “Ante la presencia de síntomas después de la vacunación, se puede tomar analgésicos. He escuchado casos de pacientes que los toman antes de aplicarse la vacuna, pero eso no tiene una indicación ni un sustento médico razonable. Debemos evitar tomar cosas innecesarias y solamente tomarlos en caso de que aparezca algún síntoma”.
Otra especialista, Cristina Feuler, del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán, consideró: “No hay ninguna evidencia científica de que disminuya la respuesta inmunitaria el tomar los analgésicos. Lo lógico es tomarlos si uno tiene un efecto adverso como fiebre o cefalea. Muchas personas lo hacen en forma preventiva o se lo aplican a bebés. Hay que esperar a ver si hay algún efecto adverso posterior asociado a la vacuna para tomarlo”.
Está claro entonces que apelar a un analgésico es necesario sólo si se tiene síntomas y después de la vacuna, nunca antes.