La Feria de América en Mendoza, considerada la "vanguardia invisible", fue un suceso trascendental para el arte, la arquitectura y el diseño de todo el país, ocurrido en los años '50. Poco se ha difundido su legado, y siete décadas después sale a la luz una serie de fotografías que invitan a redescubrirla y revindicar su valor histórico y patrimonial.
Una postal del Parque General San Martín con la Torre Alegórica de la Feria de América instalada a fines de 1953. La foto es de Sameer Makarius y ahora es parte de la colección del MMAMM.Foto: Gentileza Leila Makarius
Así como otras personalidades de la cultura y el arte de entonces, el célebre fotógrafo Sameer Makarius participó de esa Feria de América -también conocida como Feria de las Américas-, un evento grandilocuente que en alrededores del lago del Parque General San Martín desplegó instalaciones vanguardistas para la época en virtud de mostrar los avances del desarrollo industrial en Argentina, y de reflejar la unión de los pueblos latinoamericanos con exposiciones de otros países del continente para incentivar el intercambio comercial.
En 30 hectáreas se emplazaron más de 100 construcciones -entre stands, pabellones y otros sectores-, que representaban una muestra de tecnología e innovación modernista. La feria inauguró en diciembre de 1953 y se mantuvo hasta marzo de 1954, tal era su magnitud que hasta contaba con una guardería para cuidar a los niños mientras sus familias recorrían la mega exposición.
Nacido en Egipto en 1924 y fallecido en Argentina en 2009, Sameer Makarius fue un pintor, diseñador y decorador que a partir de 1950 dedicó la mayor parte de su trabajo a la fotografía, enfocado en el arte concreto. Buena parte de sus obras forman parte de colecciones privadas y públicas en museos como el MoMa. Con su cámara recaló en nuestra provincia para visitar la Feria de América y hacer un registro documental que hoy, a casi 71 años de los acontecimientos, cobra vida para la provincia, permite una relectura de la feria industrial y la saca de su ostracismo.
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Leila Makarius, su hija acaba de donar 15 piezas fotográficas al Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (MMAMM) para que integren su colección patrimonial. Por primera vez se tiene acceso a este material que aporta otra mirada a aquella exhibición que marcó -y lo sigue haciendo- a generaciones de arquitectos, diseñadores y artistas visuales de aquí y del resto del país.
La feria y su icónica torre alegórica: nada queda en pie
Las imágenes de Makarius son, además, obras de arte en sí mismas. Y en Mendoza se apreciaron públicamente cuando a fines del año pasado y durante todo el verano el MMAMM realizó la primera muestra del fotógrafo en la provincia, donde se reflejó su gran valor documental histórico.
Wustavo Quiroga, diseñador industrial y gestor cultural mendocino, -autor del libro "Feria de América: vanguardia olvidada" que se puede leer en internet y también en la biblioteca del museo capitalino- hizo la curaduría de esta exposición de Makarius, y para su presentación destacó que la serie fotográfica sobre la Feria de América "da cuenta del planteo estético de la época en su búsqueda de la abstracción, las figuras geométricas, el estricto uso del blanco y negro y el carácter constructivista en el registro de las formas arquitectónicas".
Investigador y especialista del legado de esa feria latinoamericana que se desarrolló durante el segundo gobierno peronista y contó con la presencia de Juan Domingo Perón para su inauguración, Quiroga definió el evento como "uno de los grandes hitos del movimiento moderno en nuestro país, que se caracterizó por una audaz arquitectura en la instalación de pabellones y stands desmontables, con un original diseño de mobiliario, una identidad visual propia y una propuesta artística con música concreta para la Torre alegórica".
Esa Torre de la que habla Quiroga es un ícono de la Feria de América. Diseñada por César Jannello y Gerardo Clusellas -quienes estuvieron a cargo de la arquitectura y planificación del evento- se trata de una obra de arquitectura escultórica que fue emplazada atrás de los Portones del Parque San Martín, entre los Caballitos de Marly.
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Construida en base a un sistema de perfilería metálica que le daba una apariencia liviana y transparente, la estructura central de 50 metros de altura estaba rodeada por 5 cubos dispuestos en espiral. Por la noche, la Torre se iluminaba a través de un sistema de luces sincronizado con música electroacústica compuesta por el prolífico Mauricio Kagel en la que combinaba pasajes instrumentales con sonidos industriales.
Esta obra, así como la mayoría del centenar de construcciones e instalaciones que conformaron la feria en los años '50, desaparecieron. Como si un viento Zonda las hubiera borrado de un plumazo, el único testimonio tangible de la Feria de América es el Pabellón 24 del entonces Ministerio de Obras Públicas de la Nación, popularizado como CUBA, que se ubica cerca del ex Laberinto del parque y es donde funciona actualmente una dependencia policial, antes de prestarse como local bailable.
El único vestigio de la feria, convertido en dependencia policial
Justamente ese edificio del Parque San Martín lleva una placa identificatoria de su origen, a pesar de que allí adentro esté ocupado por policías y en la planta alta, sobre su piso flotante, funcione un gimnasio para los efectivos de la fuerza.
Por sus valores arquitectónicos, históricos y simbólicos, la idea es que el año pasado se inició el proceso para declararlo patrimonio de la provincia y de este modo que ese único vestigio que sobrevivió a la Feria de América pueda conservarse como sitio histórico cultural y pueda ser restaurado. De hecho, solo falta la firma del decreto para su declaración patrimonial.
Este inmueble de formas geométricas y ventanales que dan hacia el Este, se compone de dos volúmenes, uno con forma de paralelepípedo de planta rectangular y otro de planta circular que se conectan entre sí y hacia el exterior a través de rampas y escaleras.
Una vista de esta edificación se descubrió con las fotos de Sameer Makarius que su hija donó al museo de arte de la plaza Independencia. Es que donde se ve el panel con las iniciales del Ministerio de Obras Públicas (MOP), ahora hay ventanales similares a los de su frente.
Makarius -cuya obra es valorada por su fotografía urbana de la capital argentina- también asistió a la muestra arquitectónica de Mendoza en calidad de diseñador para decorar el stand de la firma La Cuerina y un mueble combinado de música y bar, según detalla el sitio especializado chileno Arch Daily.
Es que la Feria de América fue posible gracias a una alianza público-privado y entre otras empresas tenían su stand o edificaciones los Talleres Metalúrgicos Luis Pescarmona, la bebida Cinzano y la Federación Textiles Argentinos, que representaban a algunos de los sectores más pujantes de la industria en ese momento.
El MMAMM y su archivo sobre la Feria de América de 1954
A partir de la revelación de esta serie fotográfica de Makarius es que se trabaja en la reedición del libro "Feria de América: vanguardia invisible" de Wustavo Quiroga bajo el sello de la Fundación del Interior. La idea es incorporar las nuevas fuentes y materiales de archivo que se encontraron en la última década, después de su publicación.
Las fotografías de Makarius ofrecen diferentes tipos de registros del evento. La de la pista de baile en la isla del lago permite observar a los músicos y bailarines en movimiento. Otras hacen foco en los montajes escenográficos de algunos stands, como los de textiles y tejidos. El resto se concentra en la arquitectura de los pabellones, con sus estructuras modulares y sus elementos prefabricados.
También hay una serie dedicada a la Torre Alegórica y otra al Pabellón 24 del MOP. Ambas construcciones fueron reflejadas en maquetas que se exhibieron en el verano, a propósito de la primera muestra sobre Makarius en Mendoza, y que también integran la colección patrimonial del Museo Municipal de Arte Moderno.
Mariana Mattar, a cargo del museo perteneciente a la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, destacó que "el museo tiene la capacidad de guarda en condiciones que se requieren para conservar este material que abarca unos 700 documentos, así como realiza todo ese trabajo de puesta en valor, de revisión, de lecturas curatoriales sobre todo esto que es de valor patrimonial".
Y se refirió a exhibiciones artísticas que allí se han realizado sobre las obras de César Jannello, su mujer Colette Boccara y su fábrica de cerámicas Colbo. "A partir de la Feria de América surgen un montón de cosas, la carrera de Jannello y su implicancia en Mendoza, su silla W, Boccara con la cerámica, todo existe en la actualidad", expresó para dar cuenta de la inspiración que aquella feria de 1954 mantiene hasta el presente.
Las influencias de la feria llegan al siglo XXI
El museo de arte moderno mendocino ha venido siguiendo el fenómeno de la Feria de América durante los últimos 10 o 15 años, según apuntó su responsable, Mariana Mattar.
Para ella, esta nueva donación "tiene mucho valor documental porque nos permite reconstruir una historia, no solo desde lo arquitectónico sino también desde lo artístico". Y confirmó que las imágenes donadas por Leila Makarius no habían sido difundidas ya que los familiares las encontraron "el año pasado".
"En el 2021 recibimos una donación muy grande de la Fundación del Interior, presidida por Wustavo Quiroga, que se encargó de investigar y sacar a luz todo todo ese proceso y la realización de la Feria de América; donó una serie de documentos y piezas de diseño relacionadas a ella", contó la encargada del MMAMM.
Gracias a estas revelaciones se empieza a desandar un camino del arte, la arquitectura y el diseño que muestra sus influencias históricas hasta la actualidad. "Además de reivindicar una feria bastante olvidada para Mendoza y que increíblemente ocurrió acá; todavía hay gente que no sabe de su existencia y que fue vanguardista para la época, fue un evento trascendental para el país y el continente", aportó Mattar.
Las 15 fotografías cedidas para su exhibición y divulgación cultural, sin fines de lucro, fueron digitalizadas por el museo.