Pastores beduinos encontraron estos manuscritos entre 1946 y 1947 en las cuevas de Qumrán, en Cisjordania. Los documentos incluyen textos legales, calendarios, secciones de la Biblia hebrea y salmos, escritos principalmente en hebreo, pero también en arameo y griego.
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El descubrimiento da nuevos indicios acerca de los posibles autores de los manuscritos.
La inteligencia artificial Enoch analizó 135 manuscritos sin fecha y coincidió con las estimaciones de los académicos en el 79% de los casos. Sin embargo, el 21% restante presenta un misterio: algunos podrían ser más antiguos de lo pensado, otros más difíciles de determinar.
Los resultados sugieren que dos estilos de escritura diferentes, conocidos como escrituras hasmonea y herodiana, podrían haberse superpuesto durante más tiempo del que se pensaba anteriormente. Este descubrimiento desafía las cronologías establecidas.
El descubrimiento que evalúan los expertos
Christopher Rollston, profesor de lenguas bíblicas en la Universidad George Washington, ofreció una perspectiva cautelosa sobre el descubrimiento. "Los resultados de este estudio son muy interesantes, y presumiblemente importantes, pero no revolucionarios", comentó a Live Science.
Rollston enfatiza que la inteligencia artificial debe ser una herramienta complementaria: "Enoch nunca debería ser la única herramienta para determinar la fecha de escritura de un manuscrito. Después de todo, la escritura humana es algo profundamente humano".