delfín.jpg
Un delfín viajó en solitario durante 17 años.
Tras analizar estos sonidos, los investigadores decretaron que podría tratarse de un diálogo interno, lo cual marcaría la necesidad del animal de interactuar tras estar varios años en aislamiento. En esta línea, se cree que los sonidos podrían ser señales emocionales involuntarias, es decir, intentos de comunicación interna o un subproducto de su instinto.
Además, los científicos establecieron que el delfín había logrado desarrollar tres silbidos, los cuales en la manada funcionan como un nombre para identificarse entre ellos. Esto alimenta la teoría de que el animal viajó durante varios años en soledad tras extraviarse de su grupo, razón por la cual aprendió esos silbidos.
delfín científicos.jpg
Esto descubrieron los científicos tras estudiar a un delfín en Dinamarca.
En sintonía, el estudio explicó que, al estar en solitario y seguir emitiendo sonidos aun sin personas ni delfines cerca, Delle desarrollaba vocalizaciones involuntarias como una respuesta emocional. En concreto, sería algo similar a lo que sucede con los humanos cuando se ríen tras recordar algo que vivieron hace días, semanas o meses.
Aunque, los científicos también manifestaron que esa no era la única posible razón de su vocalización, ya que también el delfín podría estar conversando consigo mismo tras estar tantos años en solitario.