Pandemia

Cerró un hotel y su dueño vendió todo para sobrevivir

La crisis por la falta de turismo llevó a que un hotel de Puerto Iguazú cerrara sus puertas. Su dueño vendió todo por redes sociales en unas horas

La pandemia de coronavirus y las medidas para evitar mayores contagios han sumado durante los últimos diez meses varias víctimas económicas. En este caso, un hotel tuvo que cerrar sus puertas y su dueño vender todo lo que tenía para poder pagar deudas y sobrevivir.

Se trata de un hotel de Puerto Iguazú llamado Iguazú Natural Hotel. La razón es que a diferencia de otras épocas, solo hay un 10 por ciento de los turistas que solían haber y sin ellos, para muchos miembros que dependen del turismo les es imposible seguir.

El hotel estaba muy cerca de la terminal de ómnibus de la ciudad misionera y tenía solamente nueve habitaciones que solían estar permanentemente ocupadas. Hasta marzo del año pasado que llegó la pandemia de coronavirus a Argentina.

El hotel era muy acogedor. Se trataba de una casona con pileta, bar y un jardín especialmente diseñado para recibir a los turistas. Pero la pandemia acabó con el hotel y con el sueño de su dueño Jorge Burton.

Ante la desolación, Burton decidió cerrar las puertas y a través de Facebook subastó todo el mobiliario, sábanas, utensilios de cocina, heladeras, lavarropas. Todo.

En pocas horas se fue todo y el hotel quedó vacío.

"Sobrevivimos vendiendo nuestras cosas con la esperanza de que se renueve el turismo en julio, después en septiembre, después en verano, pero parece que 2021 va a ser todavía peor. Seguir hubiera significado seguir perdiendo plata porque hoy en día no tenemos ni el 10 por ciento del movimiento habitual de un mes de enero", contó al sitio Lavozdecataratas.com.

Burton alquilaba el lugar y los propietarios dejaron de cobrarle en abril pasado, pero no fue suficiente para mantener el emprendimiento. El empresario destacó la ayuda que significó para el sector los ATP, pero no fue suficiente.

No es el primer hotel que cierra en la zona. Se cree que el número llega a la mitad de los alojamientos abiertos hace un año atrás. Sin el turismo, solamente quedó la esperanza pero no fue suficiente.

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