Científicos como Anna Sanchez Vidal, profesora de ciencias marinas de la Universidad de Barcelona, estudiaron este fenómeno durante una expedición realizada en 2023, confirmando su existencia mediante mediciones de temperatura y salinidad.
Con una anchura aproximada de 480 kilómetros, esta formación geológica transporta aguas polares desde los mares de Groenlandia, Noruega e Islandia hacia el mar de Irminger, una región crucial para la circulación oceánica del Atlántico.
Mike Clare, líder de geosistemas marinos del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, explicó que, a diferencia de otras cataratas, el agua desciende a una velocidad de apenas medio metro por segundo.
Las cataratas y las corrientes
Esta monumental catarata submarina forma parte de un sistema global de corrientes oceánicas que conecta las aguas del Ártico con la Antártida.
Los primeros 400 metros de agua permanecen en la superficie, mezclándose con las corrientes que fluyen hacia el norte a través del estrecho.
Las condiciones en la superficie del estrecho de Dinamarca resultan engañosamente tranquilas, ocultando el intenso movimiento de masas de agua que tiene lugar en las profundidades.
Científicos del Centro Nacional de Oceanografía identificaron características similares, llamadas "knickpoints", que aparecen a lo largo de los márgenes continentales, aunque ninguna alcanza las dimensiones de esta catarata submarina.