Análisis y opinión

María Paula García, soberana 2007: "¿El problema es la 'reina' o la mujer detrás de la reina?"

¿Es acaso el problema la "corona" que portan, o la fuerza de su voz? Nos debemos un debate... sin lugar a dudas.

Hay quienes se atreven a soñar, y quienes se atreven a hacer realidad sus sueños. Hay quienes tienen miedo a superar sus propios pensamientos limitantes... quedándose en su zona de confort. Y hay de esos que a pesar de los vaivenes de la vida, entienden que las decisiones se toman en libertad y con la plena seguridad de que siempre se puede llegar más lejos de lo que los horizontes marcan a nuestros propios anhelos. Y será tal vez así que comienzan los caminos que se trazan sin rumbo, pero que nos encuentran a nosotros mismos en situaciones que superan ampliamente nuestras expectativas.

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Mi nombre es Paula, para mis padres soy el fruto del amor, para mis hermanos varones el nombre de una jovencita que les gustaba por aquel entonces, para mis amistades una mujer que siempre dio más de lo que tuvo para estar atenta a otros, para mis colegas una intrépida creadora de proyectos y de ideas que siempre sobresalen… pero para muchos hoy, soy la cara visible de una “causa” que vino a plantearnos nuevos paradigmas, a formular nuevas preguntas y sin lugar a dudas a instalar un debate que desde años veníamos esquivando.

Desde hace ya muchos años me resulta interesante la magia que desata la Vendimia en Mendoza. Supe verla y vivirla desde lejos por allá por los cerros, donde muchos nos sentábamos a escuchar y tratar de ver desde lejos aquel espectáculo que nos dejaba siempre sin aliento y con la piel de gallina… no hay malambo que no me encrespe la piel, ni un Canto a Mendoza que no deje de emocionarme.

Por allá por el último año de la secundaria tuvimos una materia que sin lugar a dudas ya me mostraba el camino que se venía acercando, Historia de Mendoza. Atrapada por la historia que envuelve a nuestra provincia, por sus lugares emblemáticos, sus plazas, sus monumentos… y la fiesta que hoy aseguro que me fascina, y cada vez más. Esa materia fue la llave que luego me permitió abrir muchas puertas, porque tuve la suerte de trabajar junto a mi familia en un emprendimiento familiar que nos enseñó a maravillarnos aún más de estas tierras.

Quién iba a pensar que con 20 años empezaría a formar parte de esa historia que solo había leído en un par de libros. Un desafío a mi propia persona, porque si de inseguridades había que hablar…yo era un puñado de miedos. Y así, sin tiempo para entender, un 4 de marzo del 2007 los titulares hablaban de mi persona.

Hay experiencias que nos atraviesan, nos dan forma. Eso de “ser reinas” nos pasa una sola vez en nuestras vidas, pero se queda con nosotros hasta que nos vamos de este plano terrenal. Hay quienes tal vez reniegan de eso, cada experiencia tendrá su propia valoración, pero sin dudas esa apreciación será personal, porque quien no está en tus zapatos no tiene derecho a juzgarte ni a juzgar tu camino.

Los seres humanos nos pasamos la vida tomando decisiones, eligiendo caminos, trazando planes. Cada persona tiene la libertad de elegir dónde estar y qué ser, será justamente por eso que hoy celebro el camino recorrido hasta acá, validando cada aprendizaje obtenido, porque de las buenas y de las no tan buenas decisiones: aprendemos.

Hace dos años la Vendimia una vez más me volvió a atrapar. Tuve el placer y la bendición de formar parte de un equipo increíble de seres humanos y profesionales que hacen arte, y gracias a ese arte hicimos una de las fiestas internacionalmente reconocida como única en su género. Aprendí a leer entre líneas un guión que nos invitaba a encontrar “esa nota azul” que aún no pueden definir, pero cuando llegás a ese estadío de máxima emoción…ahí está. Recorrí un torbellino de emociones y de experiencias: las audiciones, la creación de los cuadros, la composición de la música, horas y horas de leer y escribir, borrar y volver a escribir. Me tomé el tiempo de recorrer con todos mis sentidos ese lugar donde me tocó estar. Entonces entendí: que somos mucho más de lo que creemos, tenemos el poder de sacudir un teatro griego con miles de personas con solo decir: “ordeno que comience la fiesta”. Porque es ahí donde se produce el apagón y comienza la magia.

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Ahí entendí que la historia de Mendoza se muestra en cada Vendimia. Ya no se celebra sólo el fin de la cosecha, se celebra el trabajo de todos los mendocinos que hacen de esta provincia un destino turístico por excelencia. Se conjugan los paisajes, las tradiciones, los festejos, la gastronomía y sin lugar a dudas el trabajo de la vid convertido en vino para que seamos una de las capitales del vino.

La Fiesta de la Vendimia es hoy un género único en el país y en el mundo, una celebración federal que une a toda la provincia. Nace desde lo más profundo del barrio, mueve la producción local, se traslada a cada distrito y finalmente nos convoca y encuentra a celebrar juntos con el departamento completo. Todas sus manifestaciones y expresiones nos dan identidad, todos los protagonistas de la fiesta son igual de importantes para hacer que esta fiesta sea nuestro mejor sello distintivo. Justamente por eso es reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de Mendoza.

Podremos discutir durante muchos años más, lo mucho o lo poco que nos gusta la Vendimia, lo que seguramente no podamos discutir es la fuerza con la que se siente, se vive y se festeja. Es el momento para volver a encontrarnos. Es esta “fiesta” mucho más que una fiesta, y ya no solo se trata del vino nuevo, se trata de una sociedad que renace todos los años, aún con todos los pormenores, las inclemencias del tiempo, los sabores amargos, las ausencias de quienes ya no están.. es volvernos a ver, volvernos a abrazar. Se moviliza toda una provincia con sus circuitos productivos, sus artistas de vendimia, y aparecen ellas, protagonistas indiscutibles.

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María Paula García cuando fue elegida Reina Nacional de la Vendimia en 2007.

María Paula García cuando fue elegida Reina Nacional de la Vendimia en 2007.

A lo largo de la historia las mujeres hemos tenido que salir a demostrar lo capaces que somos. Como me dijo mi querida Priscila: “Cuando en Argentina la mujer todavía no tenía derecho a votar, en Mendoza, se la reconocía y respetaba”.

Tal vez la historia empezó como un juego eligiendo a una niña entre las viñas, que por su simpatía, carisma, empatía…porque eso es belleza y la distinguía del resto… luego le seguía el festejo y el brindis con el vino nuevo. Eran todos protagonistas de esa celebración. Y era la mujer, entonces, reconocida… una mujer que podía trabajar y podía ser “reina” como escuché de Silvia Cervini, al hablar de los inicios de la fiesta.

Es verdad que la modernidad trajo consigo innumerables cambios. La puesta artística de la fiesta fue cambiando y evolucionando, como pasó con la llegada de los avances tecnológicos incorporando sus pantallas de led… aprendiendo a coexistir con las tradicionales cajas lumínicas. Porque justamente es tradición aquello que se sostiene en el tiempo, aquello que con respeto sigue haciendo alusión a nuestras raíces pero que va junto con el paso del tiempo… también evolucionando.

Y con esa modernidad llegaron las discusiones sobre el rol que ocupa la mujer. Como digo siempre: nos merecemos un debate al respecto. La palabra “reina” no es más que un título simbólico, al igual que lo son los atributos que porta la reina, que acompañan esa tradición de tantos años. ¿O acaso el Gobernador no debe portar una banda y recibir un cetro cuando asume su cargo? Son elementos simbólicos, pero que al final, no le hacen mal a nadie. Lejos estamos de fomentar una monarquía como se dice por ahí… es al final de cuentas un “juego social” como dice Cervini, y con quien concuerdo.

Pero vale la discusión, una que claramente no se dió, un debate que no se generó, y hoy estamos donde estamos. Lo que más ruido me hace es ese supuesto “análisis” que dicen haber hecho, pero que lejos está el acceso al resultado del mismo.

A lo largo de nuestra vida, siempre estamos decidiendo. Me gustaría entonces que las mujeres podamos seguir decidiendo qué hacer con nuestras vidas: elegir nuestras profesiones, elegir qué hacer con nuestros cuerpos, poder pensar por nosotras mismas sin que nadie nos limite o nos prohíba. Me encantaría que podamos convivir con respeto y en libertad, con esa libertad que nos permita crecer, desarrollarnos y potenciarnos.

Es muy fácil, y más cómodo, mirar y criticar desde la vereda de enfrente. Pero acaso: ¿alguien se tomó el trabajo de conocer las historias detrás de cada mujer?

En esta historia que nos toca valorar, hay muchos cuestionamientos que debemos hacernos, pero también muchas miradas al respecto. Detrás de estas mujeres que quieren participar de esta tradición, hay una historia que muchas veces desconocemos, proyectos de vida, tradiciones familiares, una búsqueda personal que desconocemos. Estos espacios permiten una transformación personal indiscutible, sea cual fuera la experiencia, no somos las mismas un año después.

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María Paula García ha sido todo este tiempo una de las voceras de la Corenave luego de que el Municipio de Guaymallén decidiera eliminar la elección de la reina departamental. La asociación de reinas acudió a la Suprema Corte y la comuna debió seleccionar a una representante para participar de la Vendimia 2022. Pero no fue la reina

María Paula García ha sido todo este tiempo una de las voceras de la Corenave luego de que el Municipio de Guaymallén decidiera eliminar la elección de la reina departamental. La asociación de reinas acudió a la Suprema Corte y la comuna debió seleccionar a una representante para participar de la Vendimia 2022. Pero no fue la reina "rebelde" Julieta Lonigro sino Sofía Grangetto, la reina del 2020.

Estamos invitados a cambiar la mirada, a pensar que pueden ser espacios posibilitadores: ¿Podrían estas mujeres ser representantes de los derechos de la mujer? ¿Podrían involucrarse en realidades concretas para intervenir en las mismas? ¿Podrían liderar una causa social y trabajar en ello? ¿Podrían ser la voz de otras mujeres? Cuantas preguntas me surgen que ayudarían para mejorar un rol que está en construcción, que ya no nos ponemos de acuerdo si tiene estricta relación con el mundo del vino, del turismo, de la cultura, lo social, lo económico, lo solidario… todo junto o parte de ello.

Sin dudas “eliminar la violencia contra la mujer” dudo que se logre “eliminando a la mujer” o quitándole espacios.

“Cuántas veces han cosechado estas chicas”, “no saben hablar”, “son un gasto para el Estado”, “no representan nada”… críticas de las más livianas, porque en el último tiempo he escuchado frases refiriéndose a las reinas relacionándolas con la prostitución, la masturbación y como objeto de un gobernador y así algunas manifestaciones descalificadoras más que he podido leer en las redes, donde no he visto a nadie salir a defendernos. Nos hemos tomado el tiempo de preguntarnos: ¿Algunas de estas chicas sabe cosechar? ¿Para participar es un requisito que sepan cosechar o que sean enólogas? ¿Se las puede entrenar para mejorar la oratoria? ¿Las estaremos ayudando a salir de contextos difíciles? ¿Podríamos capacitarlas para que representen realmente lo que necesitamos?.

Si cambiáramos las opiniones destructivas por críticas constructivas, seguramente el panorama sería otro… porque al fin y al cabo esas chicas son seres humanos, con capacidades, habilidades y competencias propias, muchas que se pueden potenciar y otras que se pueden entrenar.

Seamos posibilitadores de espacios que contribuyan a acompañar a estas mujeres, que libremente han decidido ser parte, que lejos de ser un concurso de belleza (que difícilmente se pueda comparar con aquellos que sí lo son) es un lugar para traer la voz del pueblo que representan, la responsabilidad de involucrarse con sus comunidades de base y el compromiso de responder a un montón de exigencias… que por cierto, no tenemos muy en claro, porque nadie se ha tomado el trabajo de hacer una descripción de roles y funciones del cargo que se ocupa durante “un año” (lo pongo entre comillas, porque le exigimos y pretendemos más de esas chicas que están un año viviendo esa experiencia, que de muchos políticos que están toda su vida en gestión).

O será que es más fácil seguir corriendo a muchas mujeres, dejándolas en las sombras, o haciéndolas invisibles: ¿Cuántas mujeres, en diferentes ámbitos, son plenamente visibles? Ahí puedo decir que seguimos en un sistema patriarcal donde muchas veces las mujeres más capaces son las menos valoradas, y las que menos lugares representativos ocupan.

Entonces: ¿El problema es la “reina” o la mujer detrás de la reina? ¿Es acaso el problema la “corona” que portan, o la fuerza de su voz? Nos debemos un debate… sin lugar a dudas.

María Paula García

(Licenciada en Recursos Humanos. Mágister en Neuromarketing. Capacitadora. Reina Nacional de la Vendimia 2007. Vocera de la Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia)