Su banda está conformada por las guitarras de Ariel Pintos y Marcelo Predacino, el piano de Alfredo Hernández, la batería de Colo Belmonte y el bajo de Alan Ballan, incorporó las sólidas voces de Mery Granados -hija de Pablo- y Antonella Giunta, junto a Julio Flores en acordeón.
Tras este saludo y agradecimiento le dio paso a la canción que le da título a su último disco, El amor en mi vida. Siguió con Espejo y luego llegó otro momento que recogió una gran ovación, cuando interpretó La llave y sin pausa siguió Sin principio ni final. Sin dudas dos canciones caras al afecto de su público, que acompañó con sus voces cada una de las estrofas.
En un repaso por su vasta producción, Pintos y su excepcional banda de músicos interpretaron Cien años, El adivino, Cactus, Asuntos pendientes, Tiempo, Todo está en vos y Aventura.
Los conciertos de Abel Pintos transitan diversos géneros y climas, apoyados en su calidad vocal y su carisma. El cariño con su público es mutuo, de cercanía, que lo llevó a recorrer de extremo a extremo el escenario del teatro griego para sellar ese compromiso.
Entrada la noche, la energía seguía fluyendo desde las gradas con la participación de las y los admiradores del músico que acompañaron cada una sus canciones, como El hechizo, Camina (suave y elegante), Cuantas veces, Crónica, El alcatraz, Y la hice llorar, Motivos, De solo vivir y para el cierre el tema elegido fue Revolución.
Luego de casi dos horas de show, el público permanecía inmóvil esperando por más música de Abel Pintos. Respondiendo el reclamo, el músico y compositor volvió a escena para interpretar algunos bises.
Fue en esa instancia que compartió A – Dios y, como despedida, Piedra Libre, canción dedicada a su hijo Agustín y nominada a los Premios Gardel 2021.
Sin dudas fue una noche memorable, que hará inolvidable la segunda noche de la Fiesta Nacional de la Vendimia 2022.