Hasta los octavos de final llegó el sueño de la Selección Argentina. Con el 4-3, Francia le puso el freno a una ilusión que creció después de la angustiante victoria ante Nigeria por 2-1, que le dio una vida más. El corazón argentino siempre sale en los momentos más apremiantes, pero el fútbol también se juega con la cabeza y la realidad es que el proyecto llegó a esta cita a regañadientes.

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No hay que hacer demagogia y reconocer que se llegó hasta donde se pudo, con armas nobles y con los factores que hacen a este deporte el más popular del planeta. Lamentablemente no se aprovechó del todo al mejor jugador: Lionel Messi. Si bien le queda cuerda un poco más, pensando en Qatar 2022 llegará con 35 años y quizás con una nueva etapa en su carrera. Argentina dilapidó a una generación de grandes futbolistas, que se van sin ganar un título.

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Jorge Sampaoli nunca plasmó en cancha su idea. Por momentos se lo notó desconcertado, cambiando permanentemente y chocando con los jugadores. Es una picardía llevar a dos delanteros como Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín y no ponerlos en un duelo clave como el de Francia. Por si fuera poco, se armó un plantel con la media de edad más alta, dejando en claro que se seguía apostando a los experimentados. Pero la realidad pudo más.

El final de las Eliminatorias fue un poco la muestra de que la cosa iba a costar más de lo pensado. Comenzó la preparación con el amistoso ante Haití y la polémica suspensión del choque ante Israel. Argentina llegó casi sin rodaje y, sin embargo, se buscó que eso no sea un imponderable y se laburó en la comunión del grupo.

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Ante Islandia no hubo argumentos concretos; ante Croacia menos; y contra Nigeria solo apareció el coraje. Después contra Francia duró muy poco la alegría con el gol de Gabriel Mercado. Llegaron los goles de los europeos y chau Mundial. Si bien es cierto que muchas veces los análisis hay que hacerlos varias horas después, está más que claro que luego de esto comienza una nueva etapa para el fútbol nacional.

Puede que ya sin Javier Mascherano, Ángel Di María, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Nicolás Otamendi, por nombrar a algunos ellos. Habrá que ver si el indicado para encarar lo que viene es el mismo Sampaoli, que tiene contrato hasta 2022. Mucho para analizar y para ello hay que poner las barbas en remojo, pensar y gestionar.

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El fútbol está cada vez más parejo y da la sensación que Argentina está involucionando y no evolucionando. Sin mea culpa no será posible. Sin autocrítica menos. Son un cúmulo de factores los que deben confluir para pensar en una Selección de elite y que siga siendo respetada en todo el mundo.

Lo que sigue siendo imparable es la gente, que en todas partes cree y se ilusiona con ver los colores celeste y blanco en lo más alto. Rusia lo sintió en carne propia y, pese a que todos sabían cómo venía la mano, no dudó en acompañar. El aguante está, solo hay que bancarlo con nuevas ideas dentro de la cancha.

Es el fin de una generación y por eso llegó el momento de arrancar una nueva etapa, con renovación y aires de superación.

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