"Turco facho" le espetaban desde sectores de la progresía mendocina a Víctor Fayad. Fue cuando empezó a pelear, desde la intendencia de la Capital, para poner en caja la venta callejera en la Ciudad.

Por entonces la avenida Las Heras y otras calles céntricas aparecían abarrotadas de manteros que ofrecían sus productos sin pagar un peso por el uso comercial del espacio público.

En tanto, los comerciantes que estaban instalados legalmente, es decir que pagaban tasas e impuestos, no sabían cómo enfrentar esa anomalía. Fallaban a la hora de lograr  eco entre los políticos capitalinos. Es que varios de ellos se acobardaban y no enfrentaban los problemas peliagudos.

Detrás de los manteros había una organización que movía millones. Y la política estaba obligada a encontrarle una solución integral, dentro de la ley.

La madre que pagaba el pato

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Pese a todas las puteadas bienpensantes que se ligó en aquellos años, el Viti, no dio marcha atrás. Y poco a poco logró darle una solución política a  esa anomalía. No había "persecución a los pobres que se ganaban un mango", como se lo acusaba, sino la intención de llevar un poco de criterio democrático a la organización de la Ciudad.

Como buen gestionador, Fayad le encontró la vuelta para que los ambulantes pudieran pasar a una instancia superior en la escala social: la de ser comerciantes legales  instalados en las ferias persas.

El propio Fayad con su equipo de gobierno  les consiguió los sitios donde instalarse y les ofreció  ayuda comunal para empezar a alquilar, para agruparse, y para concientizarse. No fue fácil. Hubo protestas y amenazas. Marchas y contramarchas. Pero lentamente los ambulantes lo fueron comprendiendo y aceptando.

Para la ciudadanía fue la comprobación de que hacer política es enfrentar los problemas y solucionarlos.

Hoy la Ciudad tiene  sus ferias persas consolidadas. Son sitios donde los antiguos ambulantes son ahora pequeños empresarios.

Si fuera por ciertos progres que acusaban a Fayad de insensato y nazi, toda esa gente que fue mantera estaría todavía hoy en la calle sin posibilidades de haber subido ningún peldaño social.

Esa es la diferencia entre un esclarecido e  ideologizado que recita consignas para no tratar los problemas concretos, y el verdadero político que sabe que hay formas democráticas y legales para ocuparse de los sucesos que están haciendo ruido en la vida social.

El sucesor

Parte de aquella valentía del finado Fayad es la que suele enarbolar con su accionar ejecutivo otro político que también es acusado de facho por ocuparse de los problema de la cotidianidad: Alfredo Cornejo.

Ojo: Fayad tenía sus piojos, no era una persona de trato siempre afable, pero estaba convencido de que él no había sido votado para ser simpático sino para dejar una Ciudad más humana y ordenada.

Cornejo tampoco es naturalmente simpático. Es un tipo áspero pero seguro. Ha hecho casi todos los posgrados políticos en la Universidad de la Calle y sabe, como Fayad, que una de las  formas de la valentía es ir contra los apotegmas anquilosados en la consigna vacua.

Por eso es que "el petiso" se ha metido a pleno con los problemas de la seguridad, algo que para los iluminados es "algo de la derecha". No se le ha fruncido nada al momento de proponer ideas para enfrentar asuntos bravos como el delito juvenil.  

También por eso es que se enfrentó con los gremios estatales, una pequeña parcialidad que, sin embargo cogobernaban y apretaban sin asco a los gobiernos votados por el pueblo.

Por eso es que Cornejo le ha dado pelea a supuestas fatalidades que indicaban que nada se podía hacer contra ellas so pena de ser un salvaje liberal. Por ejemplo: los trapitos. cuidacoches o limpiavidrios,  muchos de los cuales hoy son empleados en blanco en entes públicos o privados gracias a aquello de hacerlos ascender peldaños sociales.

Esa impronta de no orinarse en las patas frente a las papas que queman es lo que a mi me llama la atención en gente como ésta. En tipos que no son santos ni pichones, pero que parecen hacer propio aquel verso de Borges que nos ensenó que "Siempre el coraje es mejor".

  

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