Usted debe acordarse, lector, que hace poco tiempo hubo una movida en en Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio) tendiente a anular las PASO nacionales, previstas por ley para el 12 de agosto. ¿El argumento? Los partidos habían presentado listas únicas, desechando la puja interna, con lo cual las PASO iban a ser un gasto innecesario, decían.
Luego se reculó porque fue leído en buena parte de la dirigencia como otra falta de respeto a las leyes y como una muestra de lo imprevisible que es la política argentina.
Como suele ser habitual, los precandidatos habían hecho todo lo posible para no tener no tener contendientes en esas elecciones internas. Ellos siguen entendiendo que ir a a internas es rebajarse.
Para ese jodido espíritu de capilla todo debe quedar precocinado en las mesas chicas de los que mandan y en las trenzas de comité. Estúpido vestigio de autoritarismo en el que el afiliado partidario o el ciudadano común siguen siendo vistos como peludos de regalo.
Tranquilo, le explicamos
Lo concreto es que en agosto los ciudadanos íbamos a ir a a votar sólo para ratificar la lista única de cada partido. La fórmula Alberto-Cristina no confronta con nadie. Macri y Pichetto, tampoco. Y menos Lavagna-Urtubey, Y así con todos, inclusive los más chicos como Espert o Del Caño.
Pero como esto es la Argentina, y la política nacional es un tren fantasma, ahora la cambiante realidad ha convencido a los jefes de campaña del Gobierno que las PASO nacionales ya no serán un trámite como se creía.
Por el contrario, ahora dicen que es tal el nivel de polarización entre Macri y Cristina que el voto en la Argentina no será en estas PASO nacionales para definir candidaturas sino que en realidad tendrán el peso de una elección general. Como si la elección general de octubre se adelantara a agosto.
Sí, ya sé lector, me pide un momento para tomar agua, respirar y seguir. Haga. Lo espero.
Seguimos, atenti
Qué bueno que volvió, lector, como nos dicen en Netflix cuando tras poner la pausa para dar vuelta las milaneses y hacer pichí, nos volvemos a sentar frente a la tele.
Bien. La cosa es más o menos así. En la sala de alquimias del alicaído jefe de Gabinete Marcos Peña se dijeron que si el 75% de los argentinos votará (sumados) por Cristina y por Macri, pues entonces son las PASO el ámbito donde no hay que perder ni un voto y no en la general de octubre.
Esto es así porque los Peña boys han descubierto que el efecto de las PASO tendrá un peso simbólico muy importante. Si Alberto-Cristina se ponen al tope de las PASO con holgura, eso les daría un aventón fenomenal para octubre porque se traducirá como que ya quedan pocos indecisos.
¿Verso o verdad?
Si en cambio lo que ocurre en las PASO es un empate técnico o si Macri pierde por dos o tres puntos, se confirmará, por un lado, que tanto el respiro del dólar, de los precios y de la inflación le han dado un interesante plafond al Gobierno; y por otro lado, que el camino de saneamiento económico y de apertura al mundo de Macri le facilitarán al Presidente volver a soñar con porcentajes parecidos a 2015, con un escenario que será reñido en la general y de triunfo en el balotaje.
La idea-fuerza del Gobierno es que hay que convencer al país de que el voto en las PASO nacionales vale oro, que no es una pérdida de tiempo ir a votar el 12 de agosto, sino que por contrario si Macri y Pichetto hacen una buena elección haciéndole pata ancha a Alberto y Cristina, se ganará tiempo para que los mercados y el ánimo general reaccionen sin necesidad de esperar a octubre ni al balotaje de noviembre.
Hacer buen papel en las PASO "desarmará" la estrategia del kirchnerismo y le dará sustento a la vía "ajuste ahora, crecimiento luego" de Macri . En algunos sitios digitales como La Política On Line señalaban ayer que Sergio Massa, bastante desdibujado dentro del proyecot K, ha advertido a sus socios de que poner la carne en el asador de las PASO y llamar a votar masivamente es un paso acertado.
Como souvenir, le dejo este video salido, afirman, de la usina de Marcos Peña, aunque sin marca en el orillo. Pase y vea.