Diego Stortini, de la Cámara de Comercio, Agricultura de Tunuyán
La ola de robos de cobre dejó también al descubierto las inseguridad que vive el campo mendocino con pérdidas millonarias. Diego Stortini, presidente de la Cámara de Comercio y Agricultura de Tunuyán manifestó con preocupación que "el delito rural sigue creciendo en cantidad y complejidad. Antes eran pequeños robos pero ahora hay más violencia".
"Roban de todo, sobre todo implementos de trabajo. Te desmontan un transformador, o abren un galpón y se llevan frutas y hortalizas del depósito. Se roban desde palas, baterías, alambre, un atomizador y hasta un tractor, contó el dirigente agrario. "Al campo le está costando encontrar un sendero de desarrollo económico, donde el productor se está quedando sin clientes. Es un desánimo", dijo el dirigente en declaraciones a Radio Nihuil.
Stortini manifestó que está instalado un delito vandálico que es cada vez mas complejo y violento. "Gran parte de los delitos ya no se denuncian. El accionar de la policía están muy sometido al ámbito judicial. Es muy difícil que la policía actúe si sabe que desde la justicia no va a tener una accionar rápido como pude ser un allanamiento. En las redes sociales se ofrecen muchos productos que uno supone que vienen de hechos delictivos".
Explico que "hay un ámbito socioeconómico que disparó el delito. Hace mas de una década en el ámbito rural se están instalando asentamientos, donde conviven familias de bajos recursos que sufren la tempestad argentina como muchos y tienen que convivir con delincuentes que utilizan estos asentamientos como guaridas"
"Rara vez un delito en el ámbito rural se esclarece. Se viene conviviendo con esta situación desde hace años. Por desgracia ya hay un acostumbramiento, hay un mercado de los ilegal y no es positivo". Los productores encuentran implementos de trabajo en las redes sociales que supuestamente, por el precio que tienen, vienen de actividades ilícitas y eso se mantienen durante años por lo que ya es un problema mayor. Por ejemplo una zapa cuesta $8.000 y en la redes sociales se ofrece una $2.000 de primera marca".
Sortini contó que hay productores que en lo que va del año le han robado 5 o 6 veces la batería del tractor.
Luego de la entrevista llovieron decenas de mensajes a la radio donde oyentes detallaban los hurtos y violencias sufridas en el campo mendocino. "Se roban los caballos, la compuertas de riego de irrigación, las telas mediasombra", comentaron apuntando a la falta de prevención y acción por parte de la policía de Mendoza.
Otro referente rural del Valle de Uco había hecho una denuncia similar. Sebastián Lafalla, titular de la Cámara de Comercio de Tupungato, denunció en el programa Conexión Agro, de Nihuil, que la situación es insostenible y que no hay acciones para evitar los robos. El productor del Valle de Uco reclamó una acción por parte de la inteligencia policial para desarmar a estos grupos delictivos.
Lafalla reclamó más presencia de autoridades y denunció que se roban herramientas, postes, alambres, tela antigranizo, nueces, ajos y hasta semillas de papa.
Por su parte, el ingeniero agrónomo Norberto Páez puso como ejemplo lo que ocurre en la zona de Beltrán. Trabaja en una gran finca que tuvo que poner seguridad privada para evitar más robos. Se quejó del accionar de la policía científica, que a pesar de contar con videos y datos, no resuelve los problemas. Comentó que en zonas como Corralitos o Medrano hay propiedades en venta no por falta de materia prima de calidad, sino porque están hartos de los robos.