Como no hay una semana de descanso ni un cacho de paz, se hace necesario permanecer en estado de balance permanente.
El recuento de bajas propias y ajenas, de pérdidas y ganancias, se ha convertido en un ejercicio diario.
Así de estresados vamos por la vida en celeste y blanco.
¿Qué ocurrió de trascendente en el horizonte macro? La aprobación en Diputados del Presupuesto. Piedrazos y encapuchados mediante.
Para la Provincia, la media sanción de la norma trajo pocas novedades respecto de lo que se esperaba. Teniendo en cuenta que quedan por delante, cuando menos, dos meses muy duros, de apretarse el cinturón,
Lo más interesante es la ratificación formal del proyecto de Portezuelo del Viento que, en caso de licitarse en diciembre, empezaría a "mostrar algo" en el terreno, en términos prácticos, el año que viene.
La gran expectativa, en todo caso, reina en Malargüe, donde la obra provocará un fuerte impacto, asociada al desarrollo sostenido, in crescendo, de Vaca Muerta, específicamente en Puesto Rojas.
Queda abierto un paréntesis, sin embargo. Tiene que ver con el asunto de central del país en este momento: "Hay que terminar de leer el resultado del Presupuesto en paralelo con el memorándum del FMI, cuando lo tengamos completo sobre la mesa", se le escuchó advertir a Lisandro Nieri, hoy hablando como ministro de Gobierno, pero con el expertise de su paso por Hacienda.
La ansiedad periodística
Cerca de fin de año, aumenta inevitablemente el interés por conocer los posibles candidatos a encabezar las listas en las elecciones generales.
Sobre todo desde que se oficializó el cronograma nacional 2019, que tendrá las PASO el 11 agosto, las generales el 27 de octubre y la eventual segunda vuelta el 24 de noviembre.
El interés, insistente, anida más en la prensa que en el hombre común.
En Mendoza tampoco hay demasiada ansiedad en las jefaturas por acelerar los tiempos, salvo en el reducidísimo grupo de quienes ya se sienten candidatos por peso propio.
En el Ejecutivo, como se ha dicho, el gobernador Alfredo Cornejo continuará dilatando el tiempo de las definiciones lo más que pueda. Lo cual incluye, también, la decisión final respecto de unos comicios divididos o simultáneos con la Nación.
En el peronismo tampoco quieren agitar el avispero. No hay un liderazgo que entusiasme como carta ganadora en lo local y en lo nacional el factor Cristina aporta más confusión que discernimiento.
Nubes por aquí, nubes por allá, en cada uno de los cuarteles.
Los que tienen menos margen para especular son los intendentes. A fines de enero se les acaba el plazo para anunciar un calendario propio.
Carmona, bueno para todos
El reciente nombramiento del diputado Guillermo Carmona como presidente del Partido Justicialista refleja a la perfección el statu quo de la política criolla.
¿Quién es Carmona?
Un político laborioso, entusiasta, combativo y bienintencionado, perdedor de cada interna en la que intervino, con pocas ideas originales propias y machacona repetición de eslóganes extraídos del manual básico del kirchnerismo (no pudo evitar la etiqueta #NéstorVive de ayer); kirchnerista a tiempo completo, pero sin affectio societatis con la crème de la crème de La Cámpora, cuya princesa parroquial es Anabel Fernández Sagasti, no provoca ojeriza en el peronismo clásico.
En resumen, es alguien que puede apoyar, con algún grado aceptable de consentimiento, un pie en cada una de las orillas en que se ha divido el PJ menduco. Oficia de puente.
Carmona, pues, les sirve a todos.
En primer término, le sirve al Gobierno. Cornejo, con toda su sapiencia y su picardía maquiavélica, ha venido inflando a La Cámpora para cabrear cuanto pueda al peronismo provincial. Lo hizo en 2017, dándole un aval tácito a Juani Jofré cuando competía con Omar Félix en las internas. Lo repitió este año cerrando acuerdos programáticos con Fernández Sagasti. Y ahora ve, desde la banquina, con beneplácito, cómo un kirchnerista moderado lo ayuda a despejar de malezas el camino.
Con Julio Cobos fuera de carrera (su imagen se derrumbó un 15% después del episodio de su novia, según una encuesta de Reale Dallatorre) y con el PJ varado en medio del río, gana en tranquilidad para decidir.
Al peronismo ortodoxo, mientras tanto, Carmona le calza a la perfección: lo ven como una expresión alternativa del kirchnerismo puro y duro, cuya intención de voto hoy apenas supera el 15%. "Queremos diferenciar a algunos kirchneristas de La Cámpora -argumentan los caciques territoriales-, porque prevemos un enfrentamiento inevitable, a la corta o a la larga, con Unidad Ciudadana. Y Carmona cada vez entiende mejor lo que representan nuestros intendentes".
En cuanto al camporismo cristinista, Carmona significa un premio consuelo. No es Félix, no es Bermejo, no es el poder territorial.
Algo es algo. Peor es nada.
Teniendo en cuenta, principalmente, que la líder de La Cámpora, Fernández Sagasti, posee hoy mayor imagen negativa que positiva, con un alto grado de desconocimiento. Y sin el paraguas de Cristina, ella sola, tiene menor intención de voto que José Ramón y a la par de Noelia Barbeito, según Reale Dallatorre.
Refrán de la abuela: "Algo es algo, dijo el diablo y se llevaba una monja"