El crimen que sucedió hace más de 10 años en California, Estados Unidos, todavía es recordado por las crudas imágenes
La mujer que cometió el crimen de su yerno.
El 11 de febrero de 2014, una tranquila comunidad de California, Estados Unidos, se vio sacudida por un crimen brutal que expuso tensiones intrafamiliares. Pero no sólo eso, sino la frialdad de la asesina cuando le confirmaron la muerte de su víctima.
Geoward Eustaquio (53) era un hombre multifacético: reservista militar, agente inmobiliario y entrenador de rugby para niños. Vivía en una casa con su esposa, sus tres hijos y su suegra, Cynthia Cdebaca (63).
Este última había sufrido un derrame cerebral en 2001 tras la muerte de su esposo. Aunque la familia proyectaba una imagen de unidad, las tensiones entre Cdebaca y Eustaquio eran evidentes. Según familiares, los conflictos surgían por el estilo estricto de crianza del hombre y diferencias con su suegra porque esta última, simplemente, fumaba cigarrillos.
Todo eso fue generando un caldo de cultivo que derivó en el recordado crimen. La mañana del 11 de febrero de 2014, cuando la suegra cumplía 63 años, un comentario del hombre desencadenó la tragedia: le criticó su vestimenta que parecía de “ghetto”.
Enfurecida por la situación, Cynthia Cdebaca tomó un revólver que había comprado 2 semanas antes y disparó 5 veces contra su yerno, quien estaba en el patio. Cuando se dio cuenta de que seguía vivo, fue a su auto para recargar el arma, disparó 5 veces más, y al verlo intentar arrastrarse dentro de la casa, recargó nuevamente y disparó otras 5 veces.
Tras cometer el crimen, la asesina arrojó el arma a una acequia, se fue a desayunar a un local, jugó en un casino y asistió al concurso de ortografía de su nieta antes de ser detenida.
Pero la sorpresa no terminó ahí. Durante el interrogatorio que le realizó la Policía de Estados Unidos, Cynthia Cdebaca mostró una actitud escalofriante. Alegó que su yerno era abusivo con su hija, sus nietos y con ella misma.
Pero cuando los detectives le confirmaron la muerte del hombre, la suegra exclamó “¡Bueno, bueno, bueno!” y levantó los brazos en celebración, afirmando que lo mataría de nuevo si pudiera. Esta reacción, captada en video y presentada en el juicio por el crimen, conmocionó a la opinión pública.
El juicio comenzó en 2017 tras confirmarse que Cynthia Cdebaca era mentalmente competente. La defensa argumentó que “se quebró” tras años de abuso percibido, pidiendo una condena por homicidio involuntario. Sin embargo, la fiscalía destacó la premeditación: la suegra había practicado en un campo de tiro con el arma semanas antes y recogió los casquillos tras el crimen.
El jurado la encontró culpable por el crimen y la sentenció a 50 años de prisión. Todavía se encuentra cumpliendo su condena en una prisión de Estados Unidos. Si bien tiene la posibilidad de libertad condicional en 2039, es poco probable que sea liberada debido a su edad y salud.