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El secuestro de la niña que conmocionó a todo Estados Unidos.
El secuestro, la confusión y el brutal desenlace
Lo que hizo que este secuestro fuera particularmente caótico fue la avalancha de cartas de rescate recibidas por la familia de la niña. En una época donde los secuestros con fines de extorsión estaban en aumento, los oportunistas aprovecharon la desesperación de los padres.
Decenas de notas llegaron a la casa, cada una exigiendo sumas de dinero a cambio de la liberación de la niña. La mayoría eran fraudes, creados por estafadores que buscaban lucrarse del dolor ajeno.
Sin embargo, una carta destacó por su tono aterrador: los secuestradores afirmaban que, si no se pagaban 5.000 dólares -equivalentes a unos 130.000 dólares actuales-, quemarían los ojos de Dorothy Distelhurst con ácido.
La proliferación de notas falsas complicó aún más el proceso, ya que cada una debía ser investigada para determinar su autenticidad por la Policía de Estados Unidos. Los investigadores intentaron rastrear el origen de las cartas, pero la falta de coordinación y recursos limitó sus avances.
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El secuestro de la niña que conmocionó a todo Estados Unidos.
A medida que los días se convirtieron en semanas, la esperanza de encontrar a la niña con vida se desvanecía. La comunidad se unió en vigilias y búsquedas masivas, pero las pistas eran escasas.
Finalmente, el 13 de noviembre de 1934, menos de dos meses después de su desaparición, el cuerpo de Dorothy Distelhurst fue hallado en un terreno baldío. La autopsia reveló que la niña había sido asesinada poco después de su secuestro, lo que significaba que muchas de las cartas de rescate, incluida la que amenazaba con quemarle los ojos, fueron enviadas después de su muerte.
A pesar de los esfuerzos policiales, el caso nunca se resolvió. No se identificó a los secuestradores ni a los responsables de las cartas, y la amenaza de quemar los ojos quedó como un detalle macabro sin corroboración.