El fiscal Fernando Guzzo dijo que los últimos testigos que declararon en el juicio a Julieta Silva (30), por la muerte de su novio, Genaro Fortunato (25), "no han hecho variar la posición del Ministerio Público, que sigue sosteniendo que esto no se trató simplemente de un accidente".
Aunque no lo mencionó directamente, se interpretó que al momento de formular la acusación formal en los alegatos se inclinará por la figura del "homicidio agravado con dolo eventual".
Silva llegó al juicio con una doble imputación o imputación alternativa: homicidio simple con dolo eventual, que prevé un rango de condena de 8 a 25 años de prisión; y homicidio culposo agravado, que va de los 3 a 6 años.
Esto fue dispuesto durante la instrucción de la causa por el tribunal integrado por Jorge Yapur, Néstor Murcia y Alejandro Celeste, tras la apelación que presentó Alejandro Cazabán, defensor de la mujer.
El abogado logró que se desestime la acusación inicial decidida por la fiscal Andrea Rossi, de homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía, que contempla la pena única de prisión perpetua.
Justamente a este cambio de carátula se refirió Guzzo, quien consideró que esos jueces "se extralimitaron en su función, porque nunca debieron haber indicado cuál era para ellos la forma en que había que llevar adelante la acción penal, algo que corresponde a los miembros del Ministerio Público Fiscal", en este caso a la fiscal Rossi, que llevó adelante la investigación judicial.
No declararon las ex parejas
Agostina Quiroga, la joven que tuvo una beba de Genaro, había sido convocada para declarar el jueves, pero las partes acordaron desestimar su declaración ante el tribunal e incorporar su testimonio inicial plasmado en el expediente. Lo mismo se decidió con la testimonial del ex marido de Silva."Entendemos que son dos personas que resultan vinculadas de manera indirecta en una situación que para ambas partes es delicada y consideramos que tampoco tenían mucho más para aportar a la causa de lo que han declarado oportunamente", justificó el fiscal la determinación convenida con Cazabán.
Las cuatro personas que sí alcanzaron a declarar estuvieron en Mona Bar en la noche del hecho, pero en general no hicieron grandes aportes.
Carolina Quiroga, que conocía al rugbier, dijo que escuchó una discusión de la pareja y Agustina Bergaglio, pareja de uno de los mellizos Maure, comentó que llegó al local a las 2 y se retiró a las 5, no vio nada y se enteró del entredicho de Fortunato con su novio por boca de éste, que se lo comentó después.
María Ángeles Gutiérrez, cajera del bar, tampoco observó nada relevante, aunque aportó que al irse a las 5.30 en su auto llovía y había niebla y por esto casi choca con un vehículo en la ruta.
Por último, María Linares fue al local nocturno con Genaro y Julieta, dijo que presenció escenas de celos de él hacia ella y que intercedió con uno de los Maure para que el entredicho no pasara a mayores.
Los jueces, el fiscal y los abogados recorrieron el lugar del episodio -no se trató de una reconstrucción- con el objetivo de apreciar ciertas características del sitio. Cazabán pidió tener en cuenta que en esa cuadra se cambiaron las luminarias y que la fábrica ubicada enfrente construyó un gran galpón que también modificó la iluminación que había el año pasado.